29 de diciembre de 2009

Calles mojadas.

Año tras año, noche tras noche, paseamos agarraditos de la mano. Nos paramos en la farola, en la última farola de aquella calle tan grande de la que no recuerdo bien el nombre. Comienza a llover, siempre esperamos este día, uno lluvioso para que el agua pase despacito por nuestras caras y así tener una escusa para empezar con las caricias. Quitando gota a gota con pequeñas pasadas de tus manos por mi cuerpo, yo apollada en la farola y tu frente a mi mirando con esos preciosos ojos de color chocolate. Mmm... quiero comermelos. Después de más gotitas apartadas nos volvemos a coger de la mano, andando despacio sin ir al mismo ritmo que nuestros corazones. Subimos hasta la azotea, la de siempre, igual de mojada que todas las noches. Una botella de ron aparece en el rinconcito de los azulejos rotos, la guardas para ocasiones especiales, ya quedan solamente unas gotitas de ron. Si, si que hemos tenido muchas ocasiones especiales, solitos en la azotea, mojados. Empapados de amor, calor y de agua. Un ultimo beso con las ultimas gotas de ron se traspasan de tus labios a los míos, como si fuera electricidad. Otro roce más entre labios y nos vestimos. Sentados en la azotea me miras atento, sin sonreir.
-Te quiero -sueltas por fin.
-Yo también a ti.


Calles mojadas y unas gotitas de ron.
DESNUDA
entre tus sabanas,
ante tus palabras,
cuando me susurras
que me quieres,
AL OIDO.

26 de diciembre de 2009

PAR.

Mira a su alrededor distorsionando, quizá, todo lo que está en su entorno. Desde el objeto más cercano hasta uno que está a millones de kilómetros. Porque quizá necesita y quiere que sea así. Quizá quiere tenerles a su lado, abrazarles como no puede y querría, con toda la fuerza de su corazón. Quiere decirle a él que siempre la tendrá a su lado, que siempre estará presente, cerca o lejos, dormida o despierta, sonriendo o llorando… Que nunca se olvide de ella, porque ella le necesita tanto como respirar y, como ultimo favor, que la quiera, que la quiera como quiere un hermano a una hermana pequeña. A ella quizá solo la quiere abrazar mil veces cada día y repetirla que la quiere, sin pedir nada a cambio, porque tampoco sabe que pedirla, ella ya ha hecho mucho por su amistad, la quiere.
Sonríe para si misma pensando en abrazarles a los dos. Cierra los ojos, ojos de un marrón intenso y bonito, para que las lágrimas no caigan. Pero es imposible, ya ha empezado. Parece la fuente de Eross en pleno Londres. Llena de ilusiones de amor y sacando agua de donde puede. Lamenta no tenerles. Llora en silencio, despacito, dejando caer las gotitas al suelo. Son las dos de la mañana y ya, sin dormir, comienza a soñar.

24 de diciembre de 2009

Se sienta en un banco, esperando.. tiene un folio en la mano, llora sin parar.
¿Un bus hasta la felici..qué?

20 de diciembre de 2009


Gritar te quiero a los cuatro vientos, simplemente para que lo creas.

12 de diciembre de 2009

-Me fascina mirarla - se pega la bolita-aunque es enorme- de cristal a la cara, la da cuerda y tararea la musiquita, parece que el oso la sonríe al tiempo que juega con sus cubos.
-¿Dónde la encontraste? -él también la mira, dejandose hechizar por su belleza y su encanto.
-Me encontró ella a mí. La compré en una pequeña tienda de antigüedades de Londres. Me enamoré de ella.
-Sin duda, es preciosa.
-Ninguna de mis bolitas me había encantado tanto.
-¿Por qué?
-Quizá porque esta la encontré, y después te encontré a ti.

Hush a bye baby.

9 de diciembre de 2009

:3

A veces parece que vivimos en un mundo en el que las brujas, las que más malas parecen, los cuervos y carroñeros son los que tienen corazón. Mientras que, las hadas y los principes desteñidos, son los perversos del cuento, haciendote la vida imposible farfullando de su belleza y su sonrisa.
No dejes que las hadas te hechicen sin sentido ni que un principe de pacotilla destruya aquello que más vale.

2 de diciembre de 2009

Si de algo estoy segura es de que fue mi mayor error abrir aquel sobre en el que ponía su nombre. Hice mal en mirar sus fotos y sobre todo hice mal en recordar. Demasiadas emociones recorrian mi cuerpo y mi mente. Sentí asco por mi misma, por no haber sabido quererle. Sentí celos de quien ahora mismo estuviera abrazandole, besandole o simplemente mirandole. Sentí rabia por no poder decirle toda la verdad. Sentí lástima por mi, por haber derrochado mi vida. Pero también sentí algo más fuerte que palpitaba en mi pecho desde hacía ya años, amor. Ese pequeño sentimiento que había encarcelado en un cofre, guardado bajo llave y escondido en el fondo del oceano con el mayor ainco posible, emergió y afloró en mi piel. Un error recompensado con un sentimiento fuerte y persistente. No dude en llamarle, en dejarle mil mensajes diciendole que le quería, que le necesitaba...
-¿Ana?
-Yo... si... Soy yo, Marcos.
-Tus mensaj... -se calla, lleno de intriga y también sorpresa.
-Lo siento, me precipité, el otro día vi una foto, nuestra, de los dos. Lloré como nunca, pero supe que te seguía queriendo y que eso no...
-Te quiero -me interrumpe.

26 de noviembre de 2009

Más tarde la ve pasear por algún rincón de la ciudad, lejos de él, de su vida y de los mil recuerdos.

Federico Moccia

mil.

Mil historias inventadas para decite que te quiero ¿y ahora? Ahora no tengo nada, solo sentimientos que me ahogan y no me dejan respirar tu aroma.

24 de noviembre de 2009

A veces.

A veces tienes que tocar fondo para saber a quien tienes allí abajo para sanarte. A veces tienes que mirar hacía abajo y ver quienes te sostienen con los pies en la tierra, la mente en las nubes y el corazón acolchado. Porque a veces un amigo vale mucho más que mil conocidos. Por muy lejos que esté. A veces aunque no tenga nada que ver contigo le sientes como algo más. Sí, así es. Para mi él es como un hermano, no, es mi hermano. Y le quiero, y le necesito, tanto o más que a nadie. Y puede que la distancia duela, y puede que la distancia sea temeraria. Pero algún día la distancia estará resumida en centimetros, los que quedaran para que respiremos ese calido abrazo.
''Close your eyes and seeing me..''

23 de noviembre de 2009

Nos miramos. Quietos, inmóviles. Sin saber qué hacer, qué decir. Le quiero contar que me gusta, que le quiero, que me encanta verle sonreír, que me gusta reír con él, que me encanta mirarle a sus preciosos ojos marrones y ahogarme en ellos, que me encanta su forma de hablar, de ser y de pensar. Es listo, a su manera lo es, no alardea de ello, solo piensa. Nunca he sido así con nadie, me han gustado tantísimos chicos que la gente piensa que es como todos pero no. Él es totalmente distinto. De no ser por él, estos últimos días me habría derrumbado, él ha hecho que sonría más que nunca, mis amigas también, no me mal interpretéis, pero él ha sido el que ha hecho que no cayera. Hace cinco minutos que permanecemos en aquel vagón de metro sin decir ni una sola palabra, él me mira, yo le sonrío.  No está enfadado, al verme sonreír a él le contagio y me copia. No tengo duda, algo pasa, llevamos un mes y una semana yendo juntos, vive cerca, pero nunca le había visto tan raro. Se acerca, parece que me quiere besar, pero no puede ser así, él no siente lo que yo. Él quiere a otra chica, más guapa y divertida que yo. Giro la cabeza, disimulo haciendo ver que miro la estación que es. Él se aleja un poco. Sigo con la cabeza igual, y el se vuelve a acercar, esta vez al oído, parece que quiere decir algo. Le miro de reojo.
-¿Por qué huyes? –La pregunta me ha pillado por sorpresa.
-¿Qué? –Articulo sin saber que más decir, he gritado demasiado, ahora todo el vagón me mira.
-¿Por qué huyes de mi?
-No huyo de ti. ¿Por qué crees eso?
-Es lo que haces. Cuando te miro me apartas la mirada, cuando te sonrío me miras a escondidas, cuando… -se ha callado ¿por qué?
-¿Cuándo?
-Cuando te intento besar te apartas.
-¿Besar? -¿a mi? Está loco.
-Sí –Parece avergonzado, le miro y le sonrío- ¿De qué te ríes?
-De ti.
-¿Encima?
-No. No es de ti, me río de la situación, de que te quiero besar y no puedo…
-¿No puedes? –Agh ya me está interrumpiendo, ¿por qué no espera?
-No puedo creerlo, creer que tu quieras besarme a mi.
-¿Qué tiene de raro? –Sin duda loco, no, no, ciego.
-Que soy yo.
-Sí y yo soy yo. ¿Y que?
-Que a mi no me quieren besar.
-Yo soy único en mi especie.
-Sin duda. La siguiente es mi parada.
-Quiero darte algo –vuelve al tema de darme un beso- no es el beso –Ah, va mejorando la cosa.
-¿El qué? –Se acerca, pero Ana ¿a que esperas? Lánzate. Me besa, yo sigo aquel beso que tantas noches soñé, aquel beso que no quiero que acabe jamás, pero desgraciadamente debe acabar. Se separa, me mira. Sonríe. Se abren las puertas del metro, es mi estación- me tengo que… -No me ha dejado acabar. Se ha bajado conmigo.
-Ten –tiene una cajita pequeña, ¿lo abro?
-¿Qué? ¿Qué es esto?
-Es un regalo, algo anticipado.
-Una semana solo.
-Ábrelo.
Cojo la caja y la miro por encima, no hay nada que me dé pistas de lo que es. Con cuidado destapo la cajita, no me lo creo.
-Es un kit, tienes de todo. Lapicero, borrado, pluma, bolígrafo y cuaderno. Ábrelo en tu casa, y léelo, yo me tengo que ir –Acaba de llegar otro tren, se despide con un suave beso y una se sus preciosas sonrisas.
Soy buena y hasta llegar a casa no miro el cuaderno, no quiero ser desobediente.
Hay una rima, una preciosa rima. Suya y mía, nuestra. De nadie más.
Le quiero.

15 de noviembre de 2009

Falsedad.

-Mirala, ¡por ahí viene! Pero, ¿veis las pintas que lleva? ¿Veis que guarra? Ogh, no la soporto -Ya llega, ahora pongo cara de buena, sonrisa en boca y casa para la fiesta.
-¡Hola chicas! -Annet siempre igual, maja, guapa, y rica, la odio- Mi padre ha dicho que si me deja hacer la fiesta, pero como mucho hasta las dos...
-¿Hasta las dos? -no sabe hacer nada bien.
-Si.
-Joder, para eso me voy de botellón al parque.
-Pues mira allí tienes las botellas y el parque, para ti -pero ¿que coño dice? ¿Me piensa dejar ahí?- No tengo ganas de estar con falsas en mi casa, es que mi madre tiene alergia a las putas, y cuando entres por casa estornudará demasiado, y es incomodo -una ultima sonrisa y se fue junto con las demás, me quede tiesa, ¿cómo lo había sabido?

13 de noviembre de 2009

:]

-Ruth estás loca, ¿no?
-¿Qué? ¿Por qué? Por decir lo que pienso y siento.
-¿Justo ahora?
-Si quieres te lo digo mañana en una montaña tan alta que podamos tocar las estrellas con la punta de los dedos, en la que pasemos frío y tengamos que ponernos tres abrigos para estar bien, en la que el chocolate caliente sea un helado de cholocate y que la punta de la nariz sea roja, del frío. ¿Quieres que te lo diga allí? Porque podría hacerlo.
-Quizá mañana, pero ahora no puedes decirmelo, estoy con ella...
-¿La quieres?
-...
-Eso es un si, entonces bien...
-Nunca he dicho que sí. Te quiero a ti, pero, ¿estás segura?
-¿De qué te quiero?
-Si.
Beso, beso, beso. Y después una nariz roja, tres abrigos, un helado de chocolate y las estrellas al alcance de cualquiera.

10 de noviembre de 2009

A veces la gente se va sin decir  ADIÓS.

8 de noviembre de 2009

Ultimo mensaje mandado:
16-11-2009 a las 23:59
Feliz cumpleaños pequeña, que cumplas muchos, muchísimos más.
Sé feliz, porque lo mereces.

Ultimo mensaje recibido:
16-11-2009 a las 00:00
Seré feliz si no te vas.

Lágrimas en los ojos de los dos.
Él con una botella de cerveza en la mano, en la terraza de su casa, vacía.
Ella tapada hasta el cuello en su edredón de color azul, con el alma dormida y el corazón roto.

7 de noviembre de 2009

Mery.

-Déjame vivir mi vida.
-¿Qué?
-He crecido, no soy una niña, sé lo que haces por las noches, cuando te vas y luego vuelves en un coche distinto cada noche. Papá no querría esto, y tu aun así lo haces. Pensé que le querías.
-Y le quiero, como nunca he querido a ningún hombre. Pero gracias a ellos comes, te vistes y vas a un colegio bueno.
-Tranquila, no tendrás que hacerlo nunca más.
-¿Cómo? -La voz de su madre temblaba.
-Me voy de aquí.
Salió con un portazo ensordecedor.
Ring.Ring.Ring!
-¿Has soplado ya las velas? -su voz la sobresaltó. No esperaba que Mike la felicitara, llevaban más de mes y medio sin hablar, sin mirarse, desde la última vez que Lisa estuvo en su casa. Por la noche, mientras dormía o eso pensaba ella. Sin embargo, se llevó una sorpresa. Cuando miró por la ventana, en la cama no estaba solo. Otra chica, besandole, queriendole, otra chica. La entraron ganas de gritar, llorar, llamarla guarra, puta, de todo. Pero mientras estaba allí, con las lágrimas desbordando sus ojos, Mike la vio. Lisa intento irse y Mike apartó a aquella chica desnuda y fue a verla, a pedirla perdón, a decirla la verdad, pero ya no estaba. Y durante el mes y medio siguiente la tuvo que observar desde lejos, su gran miedo.
-Si, he soplado las velas, gracias por llamar, adiós.
-Lisa, espera.
-¿Qué coño quieres? -empezaba la inundación en sus preciosos ojos verdes.
-Decirte que te quiero.
-¿Y a la chica esa también? ¿Y a todas las que te has tirado?
-¡No! Joder, solo estoy con ellas porque te quiero olvidar.
Y las lágrimas cayeron.

5 de noviembre de 2009

GyC

Y ríen, y sueñan, y juegan, y sienten, y viven, y trasnochan, y son pequeñas niñas en un mundo de gigantes y cabezudos.

4 de noviembre de 2009

Secretos metidos en globos de cristal.

-Voy a contarte un secreto -se aclara la voz- a veces, muchas veces sueño con un cielo morado con nubes de color amarillo. Conmigo, yo de color azul, pero no azul normal, sino un azul intenso, vivo. Imagino que cuando me sonrojo mis mejillas se ponen moradas, un morado bonito, semejante al del cielo. Y cuando río me salen pequeñas notas musicales de la boca, y soy feliz. ¿Sabes por qué?
Porque soy distinta a los demás.

3 de noviembre de 2009

-Ja, ja, ¿ves que gracia me haces?
-Si, siempre te ríes conmigo -la mira, dulzura, ganas de abrazarla, de besarla, amor... Pero sabe que no debe, que ella no querría, que por un simple error todo se puede perder... Por eso se queda quieto, haciendo gracias sin sentido, pareciendo idiota, y mirándola embobado, ya la ha cagado muchas veces, la ha dicho mil veces que la quería, una tras otra, y luego, al día siguiente ¡BUM! adiós amor. Pero no, no es que se haya ido, es que le da miedo, no lo dice, se lo calla. Le da miedo perderla, tener que mirarla, como está haciendo ahora, pero a distancia.
-Ironía Mike, ironía -A ella le duele mucho más todo aquello. Porque le ama, con todo lo que quererle conlleva, porque ella es así. No mira fuera, sino dentro. A veces, cuando el no se da cuenta, va hasta su casa, de noche, y le mira dormir. Y cuando sale con otras chicas, cuando él las lleva a su casa, llora y llora, inundando su habitación. Pero piensa que tíos hay demasiados, y no debe amargarse, aunque ser su amiga le duela. Solo le arrebató tres besos, contados. Y cuando le ve con otra, aprieta los puños con fuerza, respira hondo y llora, en silencio.

Sombras de te quiero.

-Es triste, ¿sabes?
-¿Qué? -se sobresaltó- ¿Qué ocurre? -alguien la había tapado los ojos, unas manos frías, olían a dulce, magdalenas concretamente, la merienda favorita de Zoe. Parecía alguien alto, al menos sus brazos estaban apoyados en los hombros de ella.
-Es triste que ahora todo sean sombras de todos los 'te quiero' que te dije.
-No fue mi culpa, John, yo no estuve con otro, fuiste tu.
-Te lo expliqué. Estaba borracho.
-Eso no es excusa.
Zoe se alejó de él, soltando sus manos. Y es que sabía que si John permanecía mucho tiempo junto a ella, le perdonaría, y no quería volver a pasar por lo mismo.

Muerta.

Muerta. No siento dolor físico, el agujero que hay en mi corazón, una bala, una simple bala, me mata. Pero no duele. No, él me ha hecho más daño. Él mató mi corazón mucho antes. Enamorarme de él nunca fue mi mejor opción, pero fue sin querer, sin hacer nada. Y él nunca se apartó. Nunca me dejó. Hasta ahora. Estoy tirada en medio de la calle, desangrada, y sin dolor, no veo, no, no veo nada. Pero ¿ahora que más da? No está. Una luz, no es blanca. Naranja, y un pitido, intenso, en mis oídos. Pero yo, cerrando los ojos...
me dejo morir.

2 de noviembre de 2009

Amistad.

-No quiero hablar, no, déjame, vete -Adrienne cerró la puerta con tal fuerza que los papeles de su escritorio salieron volando, eran las dos de la mañana, acababa de llegar a casa. Una noche de fiesta. No era normal en ella, pero había problemas, serios, sus padres, las peleas, él, y también ella. Alzó la cabeza al oír un leve repiqueteo en su ventana, su cuarto estaba en el piso de arriba pero las horas las mataba en el sótano, antes lúgubre con olor a cerveza, ahora olía a sandía, y tenía luz, todo decorado por ellas. Se levantó y fue a ver a la ventana, estaba ahí, quieta, mirando al interior, mirando a ella. Abrió la ventana con cuidado, apoyándose en el sofá de color negro con franjas rosas que había puesto allí hacía ya un año- ¿Qué haces aquí?
-Vengo a verte...
-Llevas tres meses sin venir a verme.
-He oído gritos..
-Si, ¿y qué?
-¿Qué ha pasado?
-No quiero hablar. Ginevra, vete.
-No quiero -se deslizó hasta el sofá y se tumbó en el- sigo a tu lado, llevamos mucho diciendo que sería como antes y nunca es.
-Hoy no.
-¿Por qué? Antes nos quedávamos horas y horas levantadas, hablando.
-Ahora es ahora.
-Sí, y ahora quiero que me escuches -La mira- Ad, llevamos meses sin hablar, cada vez que quiero hablar contigo me rehuyes, sales corriendo, y así no hay forma de arreglar nada. Escúchame -hizo un esfuerzo por abrir la boca pero no salió nada de ella- y cierra esa bocaza -Ad la cerró y las dos se rieron- se buena y dame un abrazo, dime que me quieres y cuéntame que ha pasado... Ya sabes que en traumas familiares soy la mejor -abrió los brazos y Ad se tiró sobre ella- te echado demasiado de menos enana.
-Yo a ti también... -Se echó a llorar, como tonta lloró, porque una amistad se pierde, se recupera, se oxida, se aleja pero jamás, JAMÁS se olvida.

1 de noviembre de 2009

Distancia.

-Solo por el mero hecho de quererte ya estoy sufriendo.
-¿Por qué? ¿Tan malo es sentir algo así por mi?
-No, no, no. Nunca he dicho eso. Es malo sentir algo así por alguien que está a 400 km de mi.
-Es que la distancia no importa.
-Sabes que si importa. Importa querer a alguien a quien no puedes besar, abrazar, tocar, sentir o mirar. No sé que haces cuando sales, si estás con alguna o no. ¿Qué harás cuando yo salga? ¿Te morirás pensando si estoy con algún otro?
-Nunca he sido celoso.
-Siempre hay una primera vez... -se intenta ir, no quiere oir más.
-Y nunca una última -la agarra del brazo y la mira- pero te quiero.
-No lo dudo -intenta salvarse de la mano- pero la distancia duele...

29 de octubre de 2009

La chica del rincón.

Aburrimiento. Cansancio. Monotonía. Todo ello me inundaba en aquella especie de fiesta. Nada interesante a la vista. Miro a cada cual que está en la pista. No bailan, parece que les estén dando descargas eléctricas, dan verdadero miedo. Una canción lenta, genial ahora me tocara la tonta de turno... no quiero. Me siento. Todos bailan, falto yo. Espera, ella, está sola, en un rincón. Es tan... bonita. Pasan las canciones y ella sigue allí, quieta, mirándome, mirándonos. Quiero ir y decirla que baile conmigo, él llega. El chico alto, y malo. El que tiene su corazón, el que no me dejó luchar por decirle un solo te quiero. Y aquí me quedo. Quieto, estúpido, humillado...

28 de octubre de 2009

Sam & July

-¿Sam?
-¿Qué?
-Me siento distinta, me duele la tripa...
-¿Has ido al médico?
-No creo que sea eso...
-¿Y entonces?
-Creo que es un hormigueo, como si tuviera un tablao flamenco dentro de mi corazón.
-¿De quien... te has enamorado? -habló con un temor en sus ojos que nunca había tenido. Porque su pequeña amiga July, aquella a la que le gustaba el olor de su jersey y que le decía que no era perfecto, quería a otro hombre.
-Creo que... -una pausa, un minuto, para el una eternidad-... de ti.
Los ojos verdes de Sam se encendieron de alegría, aquellos ojos del chico que no sabía sonreír, que era un borde y un desagradecido, brillaron por algo más que no fuera ira. July le daba miedo. Era absurdo, una niña, pequeña, cinco años menor que él y la temía. Porque nunca le dio miedo hablar y decir te quiero.

Una muerte dulce.

-Ann, te vas a caer.
-Venga Justin, ven conmigo.
-Nos caeremos los dos, ¿eso quieres?
-Sería una muerte dulce, como la de Romeo y Julieta.
-¿Pero qué dices? ¿Y la gente que te quiere qué?
-Solo necesito que me quieras tu.
-Y tu familia ¿qué?
-En eso no había pensado...
-Vamos... baja... -Justin me miraba preocupado, intentaba ocultarlo pero le era imposible. Cuando bajé de las rocas sin caer, la cara de preocupación la dejó a un lado para darme una sonrisa- Te quiero -susurró.
-Y yo a ti -sonreí, abrazándole.

25 de octubre de 2009

July & Sam

-¿Sabes, Sam?
-¿Qué? -contestaba siempre con la misma dejadez, secamente.
-Me gusta el olor que desprende tu jersey.
-¿Y qué?
-Nada, solo pensé que sería preciso decirlo -suspiró- es más fácil ser como eres tu, ¿no?
-¿Cómo soy?
-Seco, fino, borde, no sabes sonreír, crees que lo sabes todo pero algún día verás que no es así, aprendes de tus errores, si, pero cometes muchos más -no dijo nada, no sabía bien que decir a aquellas acusaciones, porque July tenía razón- pero aun así eres alguien a quien he aprendido a querer y a ver más allá de su cara seria y de sus ironías a todas horas.
-¿Y por qué lo aguantas?
-Porque el olor de tu jersey me gusta, me gusta ver como te equivocas, me gustan tus ironías y sarcasmos, si, quizá no sé lo que digo, pero es que nadie es perfecto, ni si quiera tu.
Sam nunca dijo nada más, no alegó nada, porque al fin July había dicho aquello que él tanto esperaba, que no era perfecto, aquel peso que estuvo durante tanto tiempo sobre sus hombros se quebró y calló, porque no debía ser o aparentar ser perfecto. Porque ella le quería como era.

22 de octubre de 2009

Porque amar solo significa demostrar.

20 de octubre de 2009

me quiero sentir cerca de ti.

A loves P

19 de octubre de 2009

Inmerso en los negocios.

Era un hombre rechoncho, no era calvo pero ya tenía alguna que otra entrada.
Sabía perfectamente que lo suyo no eran los negocios, pero ¿y qué? Mantenía a su familia, las niñas eran caprichosas, y ella, ella tenía algo que le hacía perder la cabeza. La empresa fue lo que le quitó años y años de ver crecer a sus hijas. Sentía odio hacía su jefe, pero aun así hacía horas extra sin que nadie le pagara. Uno de aquellos días bañados en monotonía una llamada irrumpió sus cortas horas de sueño.
-¿Sí? ¿Quién llama a estas horas?
-Perdone, ¿es usted el señor Lawton?
-Si, claro que soy yo. ¿Pero quien es usted?
-Soy el agente Marshall, de la policía, hemos hallado a su hija muerta –hubo un silencio que asustó a aquel valiente policía que había llamado a las cinco de la mañana para darle una de las peores noticias a aquel hombre, rechoncho, con canas y entradas, que se había perdido en el trabajo sin hacer caso a su familia- Murió de sobredosis.
-Gracias –colgó el teléfono, callado, con las lágrimas pendientes de un hilo. Corrió hasta la habitación de sus hijas, aquellas que ya no tenían tres años, que no jugaban con muñecas, o se ponían vestidos rosas. Aquellas que tenían dieciséis años y eran tan iguales como el primer día. Aquel hombre pensó quizá que conocía a su familia. Pero no sabía que una de sus hijas se había metido en ese mundo tan peculiar, el mundo de la droga. Y la otra, la otra no moriría, la otra daría vida a la casa. A los nueve meses tendrían una nueva boca que alimentar. Porque a veces damos un paso en falso cuando nos quedamos quietos.

16 de octubre de 2009

Indiferencia.


Si, indiferencia, por ti, no. Por los hechos. Momentos juntos. Pero es que la amistad es tan efímera.. no te odio, sé que te quiero. Y lo que más duele es que quebraste la confianza que te di.

15 de octubre de 2009

Ya no sabía si era real o un sueño. Por que Dorina soñaba a todas horas, despierta, a escondidas.

14 de octubre de 2009

Felicidad

Él vive en un estado permanente.
La felicidad es una manera de vivir no algo que buscar.

(Perdona si te llamo amor, Federico Moccia)

12 de octubre de 2009

Zafón.

He de decir que nunca llegué a pensar que la literatura me completara tanto. Pensar que un libro puede hacerme llorar o sonreír, sin usar aparatos nuevos, solo hojas, imaginación y letras. Muchas veces he soñado con ser la protagonista de uno de mis libros favoritos, uno que por cierto, acabo de terminar. Las sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón. Este impresionante hombre a hecho sin duda de mi una persona más sabia, quizás no sea un escritor de la época de los grandes escritores, pero es, sin ninguna duda, mi autor favorito y el mejor. He leído tan solo tres de sus libros: La sombra del viento, Marina y el príncipe de la niebla. Pero todos me han hecho llorar, sin excepción. Este hombre catalán ha hecho que ame la prosa, el misterio, y la escritura como nadie. Sé que leeré más libros de él. Y sé que me gustarán. Catalogan a Zafón como alguien repetitivo, que tiene las mismas historias. Yo creo que sus obras son mezclas, amor, sufrimiento, misterio, hechos. Ha conseguido que Barcelona sea la ciudad mágica que nunca pensé encontrar en España, yo que hasta hace poco odiaba mi propio país. Viajaré a Barcelona en cuanto pueda, visitaré como sea esa ciudad encantada. Sobretodo he aprendido que leyendo enriquezco mi imaginación, mi alma y mi mente. Gracias Carlos, por escribir para mí y para todos, estás obras.

Solo pasión por los libros, los misterios y por Barcelona.

Arenas

11 de octubre de 2009

bajo la lluvia.


Mery era una adolescente, y como todos ellos se enamoran y sufren, pero ella no. Ella vivía cuidando de su madre. Su madre pasaba demasiado tiempo fuera de casa. Lo que ella llamaba trabajo eran hombres, hombres que la veían como un objeto sexual. En aquella época a las mujeres de su edad solo las veían como eso. Mery vivía en una pequeña casa en el centro de Madrid. Su padre, había sido hallado muerto la noche que ella nació. Su madre antes decía que sus gestos la recordaban a él. Eso decía hasta que comenzó a beber, llegaba tarde a casa, apenas hablaban. Una noche, escuchó gritos en la calle. Miró por la ventana para ver qué pasaba. Era un hombre de unos cincuenta años, a la mujer que gritaba era su madre. Era un cliente.
-Eh! Tú, guarra, a ver si mañana lo haces mejor ¿no?
Mi madre miraba al suelo, sin abrir la boca. El hombre bajó del coche, uno negro. Y la giró hacía él, la miró a los ojos, y la abofeteó. La dejó tirada en el suelo. Bajo la lluvia. Bajé corriendo y la aferré en mis brazos. Llorando las dos.

¿Lo has sentido?



Viví de los recuerdos durante los primeros meses que él ya no estaba, tampoco había muchos recuerdos, tres besos, el primer día que nos vimos... y también el último. Pero nada más. Justin me venía a visitar muchas noches, subíamos a mi tejado a ver las estrellas y el amanecer. Sentía un lazo de amistad, con él, que nunca había sentido, jamás. Las noches se habían convertido en días enteros, íbamos a todos lados. La playa donde nos habíamos conocido era uno de los lugares que más visitábamos. Empecé a sentir que Justin era aquella persona que necesitas en tu vida más que a nadie. Aquel amigo único. Aquel amante que te hace sentir que tocas la felicidad con la yema de los dedos. Una tarde cuando hablé con él le abracé y le dije que su compañía era lo mejor que me había pasado nunca. Salió corriendo, pensé que le había perdido para siempre... Quién me mandaba abrir la boca...
Le encontré en el puerto después de horas de búsqueda, llorando sin parar. Me dedicó una mirada, suficiente para saber que había llorado. Era lo que me gustaba de él. Sentía y no le daba miedo sentir.
-¿Lo has sentido? -me dijo cuando me senté a su lado.
-¿El qué?
-El dolor en el pecho cuando estamos juntos y el latido a mil cuando me sonríes, me miras o me coges la mano.
-No siento dolor cuando estoy a tu lado, siento paz, felicidad y amor.
-tu, ¿lo has sentido?

Me gusta.

Me gusta la lluvia.

Me gusta sonreír.
Me gusta saltar.
Me gusta jugar.
Me gusta soñar.
Me gusta escribir.
Me gusta leer.
Me gusta vivir.
Me gustan las palomitas sin hacer.
Me gustan los formula 1.
Me gusta tirarme en el césped.
Me gusta imaginar.
Me gusta mojarme.
Me gusta el agua.
Me gusta el powerade.
Me gustan los gusanitos.
Me gusta cantar.
Me gusta beber en mi taza de campanilla.
Me gusta campanilla.
Me gusta ser única en mi especie.
Me gusta ver a gente sonreír.
Me gusta ser cruel con quien más lo es.
Me gusta quedarme despierta hasta muy tarde.
Me gusta explotar pompas de jabón.
Me gustan los sombreros.
Me gustan las fiestas.
Me gustan las canciones cañeras.
Me gustan las baladas.
Me gusta jugar al fútbol.
Me gusta relajarme en casa.
Me gusta salir a andar.
Me gusta la piscina.
Me gustan Barcelona, Asturias, Galicia y Córdoba.
Me gusta Londres.
Me gusta Japón.
Me gusta Washington.
Me gusta cuando siento frío y me tapo.
Me gusta oír el despertador, apagarlo y dormirme de nuevo.
Me gusta la navidad.
Me gusta Halloween.
Me gustan los abrazos.
Me gusta tocarme el pelo.
Me gustas tú.

8 de octubre de 2009

Zeno y el amor.

-Zeno, ¿qué sientes?
-Siento un extraño cosquilleo, como si un grupo de flamenco se hubiera puesto a bailar dentro de mi. Siento que cuando estoy con Jack el taconeo y las palmas van a más. Siento que me estalla algo aquí en el pecho cuando estoy con él. ¿Pero que es?
-Amor, Zeno, amor de verdad...
-¿Y eso puede parar?
-¿Por qué?
-No quiero sentir nada por nadie. Nunca lo he sentido, y nunca lo sentiré.
-No es verdad, pequeña. Siempre sentirás algo, amor, odio, respeto, pena, siempre. Si lo sientes, no lo puedes cambiar.
Y Zeno abrazó a Mara, su mejor amiga durante tanto tiempo. Por que siempre estarían juntas, por muchas otras personas que estuvieran en medio, siempre se ayudarían.

Porque era verdadera amistad.

25 horas diarias.

Vagué sola bajo la lluvia, las gotas caían y resbalaban por mi chaqueta, no era un chubasquero, era una simple chaqueta de lana, la había cogido rápido del armario. Eran las once menos cuarto. No aguantaba más en casa. Mis padres me reñían más que nunca. Y él no aparecía. Tenía ganas de verle. Me llevaba dos años, unos diez centímetros de estatura y un curriculum mucho más extenso en relaciones. No entendía en porque se había fijado en mi, qué tenía yo que no tenían las demás. Nunca me había dado cuenta de la existencia de Travis hasta que escuché que estaba con otra chica, una insoportable, que no hacía más que absorberle el cerebro. Íbamos juntos todos los días hasta nuestra casa. Las conversaciones eran varias, le gustaba mucho el skate, y siempre iba al skatepark que había cerca de nuestra casa. Pensé en ir allí, fue donde nos dimos el primer beso, donde me dijo que me quería, donde le vi hacer skate todas las tardes del verano, y del invierno también. Me gusta la relación que tenemos. Amigos, pero algo más. Siempre, ante todo, amigos. Es difícil de explicar, pero cuado quieres a alguien, y ese alguien ha sido tu amigo durante mucho tiempo, tienes un pequeño miedo, porque si ocurre algo la relación se rompe. Nosotros teníamos claro que eso no sería así, siempre juntos.

Llegué hasta el skatepark, no había nadie, era normal, llovía a cantaros. Me senté en el suelo, a la espera de no sé bien qué. Alguien me tocó el hombro. Me giré.

-Adrienne, ¿Qué haces aquí?

-No lo sé bien. Quería evadirme de todo…

-Entonces, ¿me voy?

-No, no, quédate.

-Es raro.

-¿El qué?

-Pensar que hace unos meses, dos exactamente, eras solo una amiga, y ahora eres la persona con la que quiero compartir mi vida… -me le quedé mirando. Sus rasgos eran tan perfectos, alto, medía 1,75, moreno, ojos verdes. El hombre soñado vamos. Y era para mi. ¿Injusto? Tal vez. Pero elegía él. Y si Rachelle me odiaba… pues bueno, nunca se puede estar a gusto de todos ¿no? Llorar fue el siguiente paso. No eran lágrimas de tristeza, sino de alegría- ¿Qué pasa, Adri?

-Te quiero… -me levanté y le abracé con fuerza- no, es más, quiero estar contigo cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día –cuando vi la cara que puso, decidí rectificar un poco- Bueno, quizá no tanto –me empecé a reir.

-Me parece perfecto, porque quiero estar contigo a todas horas, las veinticinco diarias…

-¿Veinticinco?

-Doce de día, doce de noche y una de amor –le sonreí y le besé- Te quiero.

-Yo a ti también –aquel beso, el primero de nuestra vigésima quinta hora, fue el más largo de todas las vigésimas quinta horas de todos los días.

7 de octubre de 2009

P.a

Querida amiga:

Debo decirte que a pesar de ser todo y más que eso, he pasado a pensar que estaba demasiado equivocada en cuanto a todo. Todo es una palabra tan general. Eres la persona más importante que ha cruzado la carretera de mi corazón, ya cruzada por tantas otras y tu has sido la que le diste color. La que hizo que latiera, la que transformó el frío en calidez, la que hizo que apartó la oscuridad para llenarlo de amor. La que me entiende sin hablar, la que me abraza sin tacto, la que me espera con paciencia. Eres tú la persona que busqué y que nunca encontré. La persona con defectos y virtudes, la persona con dolores y rabias, la persona borde que, a pesar de su corazoncito duro como un diamante, es tan frágil como el vidrio. Y es que no eres todo, porque todo es tan general que no sabría decirte que tipo de todo eres. Un todo único. Un todo que me hace feliz. Un todo amargo con trozos dulzones de chocolate. Un todo con un toco de color negro. Un todo de alguien que no tenía nada. Una persona que no hizo nada y consiguió a alguien así. No, no merezco este todo.

Te quiero. Te amo. Porque no eres un simple todo. Eres algo mucho más.

5 de octubre de 2009

Amor sincero.

¿Sabes una cosa? Que nunca te dejé de querer, que nunca he olvidado tus cálidos besos, que nunca he sentido esto por nadie, ¿sabes que más? Que cada vez que me dices que soy un ser maravilloso me siento como una princesa, me siento realmente única, con solo dos palabras tuyas. He dejado de ser la fuente de tu inspiración. He dejado de ser la chica a la que quisiste, la que te hizo olvidar. He pasado a ser una más. Pero ¿y qué? Eres la única persona de la que nunca me olvidaré, de la persona que querré, a ti. Y ahora me despido, porque me voy, me voy lejos, no me volverás a ver. No tendrás que aguantarme más, lo siento...


un amor sincero..

4 de octubre de 2009

Llueve.

Suena mi móvil, si es Ann, desde que la conocí me llama todos los días, y siempre había un ''gracias por lo de la playa'', la quería mucho, llevábamos un mes siendo amigos, y sin saber cómo, la había contado toda mi vida. Lo de mis padres, lo de mi hermano, todo. No soy un tío problemático, al menos ahora, antes lo era más, soy listo pero en clase no lo suelo demostrar. Tengo diecisiete años, pero en mi familia parece que soy mayor, soy el responsable. Ann me ha cambiado, y creo que yo la he podido consolar bien por lo del tipo ese que la ha hecho tanto daño. Espero que no siga mal, cada vez que recuerdo como la vi en la playa... se me pone la piel de gallina y me da por llorar. No me he dado cuenta, pensado tanto no a he cogido el teléfono. Mierda, ha colgado. Bueno, la llamaré yo. Marco su número, un pitido... Bien, tiene el móvil a mano, lo ha cogido al segundo.
-¿Justin? ¿Por qué no me has cogido el teléfono? -pone voz de niña, yo sin poder remediarlo me empiezo a reí- Y ahora te ríes, estoy es mucho peor -ahora se hace la enfadada.
-Ann, no te enfades, estaba pensando...
-¡No puede ser! -¿Y ahora que pasa?- ¿TÚ? ¿Pensando?
-Ja, ja, que graciosa es la niña -se empieza a reír- Bueno, como eres una niña tan pequeña no podrás venir conmigo esta tarde ¿no?
-¿Ir? ¿Dónde? Quiero ir, quiero ir, quiero ir.
-Es una sorpresa, pero no puedes tener menos de catorce años...
-Perfecto -se echó a reír- ¿A que hora vienes a por mi?
-¿Yo? Que cara tiene la niña...
-...mayor de catorce años -volvió a reír y yo con ella.
-Bueno, sobre las... ¿siete?
-Hecho -que ganas de que llegaran, quería verla- ¿Cómo debo vestirme?
-Como siempre -me encanta como viste- Tengo que ducharme.
-Ya decía yo que olía mucho... -Colgó.
La espera hasta las siete me mataba. Decidí ir antes, sus padres no estaban, pasarían el fin de semana fuera. Llamé.
-Un momento, por favor -ahí estaba ella.
-Vale.
Al abrir la puerta estaba con la toalla puesta, y el pelo húmedo, acababa de salir de la ducha.
-¿Cómo abres la puerta así?
-Es que pensé que eras el cartero, tiene que traerme algo.
-Te lo querías ligar ¿no? -A veces ese tema no le gustaba, pero hoy parecía de buen humor.
-Claro que si, no veas lo bien que está -Sí, estaba de buen humor, pero a mi eso, aunque fuera un broma me hizo daño, una punzada en el pecho que no entendí- Quédate en el salón, coge lo que quieras de comer.
-Vale -Ella no sabe que el plan es aquí- pero... -No me escuchó. A los diez minutos bajó al salón.
-¿Qué vamos a hacer?
-Quedarnos aquí.
-¿Aquí?
-Hay lluvia de estrellas.
-¿Siiiii? -Me he puesto a reí por su cara.
-Si. He preparado comida -señalo la cocina- Cogemos unas mantas y cenamos en el tejado, y luego vemos las estrellas- Se acerca a mi, tiene una cara rara, me abraza fuerte.
-Gracias por todo, Justin. Por no ser un aprovechado, que quiera ser algo más, por ser mi amigo.

Siempre seré tu amigo.

3 de octubre de 2009

Le necesito a él.


Vagué sola, rota, llorando por aquellas calles para mi vacias, no veía a nadie, no quería verles. Marc se había ido y yo qué hacía allí, no sabría contestar esa pregunta, sin él no era nada... porque fue amor a primera vista, y ahora ya ni le veía.
Comencé a desnudarme, quedaba poco para llegar a la playa, quería sentirme libre. La camiseta, los zapatos, los pantalones. Todo. Corri como pude con lágrimas en los ojos.
Al llegar a la arena, caí en ella, clavando mis rodillas en esos granos que me raspaban la piel, no me dolía, no lo sentía.
-Perdona, ¿estás bien?
-No, no lo estoy, vete. Dejame.
-No, no, necesitas ayuda.
-Necesito que él vuelva, que no se marche, le necesito a él -grité, pero tuve la sensación de que nadie me oiría.
-¿Quien se ha ido?
-Marc. No volverá nunca -sin saber cómo, esa sombra borrosa tendida a mi lado en la playa me abrazó, me suplicó que dejara de llorar y me calmó.
-Shhh, tranquila, pasará. Las heridas con el tiempo se cierran.
-No.. No... -seguía llorando y él seguía abrazado a mi.
-Soy Justin, ¿tú? -creo que lo dijo para cambiar de tema.
-Ann..
Perdí a mi amor, y gané un amigo.

2 de octubre de 2009

Bulimia & Anorexia.


Has sentido lo que es mirarse a un e espejo y verse gorda, sentirse pesada, rota por dentro, llorar una y otro vez porque unos simples vaqueros no entran o porque una camiseta resalta demasiado las grasas.
Pero yo no soy de las chicas que lo único que saben hacer es vomitar. La anorexia y la bulimia son cosas muy malas, y no se controlan. Sé de gente bulimica comer, estar en ayuno y meterse los dedos en la garganta provocando echar hasta la ultima papilla. Enfermas mentales hay muchísimas en la vida, y todas dejan su sentido común en cuanto su dedos atraviesan su boca, tan solo la primera vez. ¿Y sabes lo peor? Que cuando empiezas no acabas hasta estar muerta.
Sé que esto es polémico, pero es mi opinión si no os gusta no lo leais. Yo no soy una chica diez, es más no llego ni al cinco, y se me pasó más de una vez por la cabeza hacer esto de arriba pero nunca lo hice porque pensé en los que me rodean, en no fallarles..


pequeñas realidades.

1 de octubre de 2009

Soledad.


Me siento en aquella esquina, intento una y otra vez pensar una sola solución para lo que a ocurrido. No sé que hacer, que decirle a Ann, es tan complicado. Quizá la verdad, que me tengo que ir, que la debo dejar sola... Decirla que la quiero y que es una persona increible.
Por fin ha llegado, está guapísima..
-¿Marc? -alcé la cabeza.
-Estoy aquí...
-¿Qué ocurre?
-Nunca dudes que te he querido, y que te quiero.
-¿Qué pasa?
-Me tengo que ir, no volveré -La besé por tercera vez, y fue mejor que el segundo y también que el primero, comencé a andar y la dejé sola donde antes estaba yo.

Aun la quiero.

Suicidio.


Antes de nada decirte que nunca olvidé ningún aniversario, nunca te dejé de querer sé que no lo creeras, he estado horas y horas pegado al trabajo. Solo quiero que mi muerte sea un alivio para ti. Dejo este mundo sabiendo que he amado, y nunca he dejado de hacerlo, si, sé que no lo demostré, soy un completo gilipollas. Quise cambiar y no pude. El trabajo me tenía absorvido. Una cosa más: te amo.

Angelo terminó
de escribir aquella carta para Kate, cogió una cuchilla aun sin usar y se cortó las venas. Dejó caer la sangre y se tumbó en el suelo. Aquel dolor era pequeño comparado con lo que habí pasado los ultimos meses. Sintió aliviocuando notó el ultimo latido. Y murió.

El amor es lo más preciado, no lo dejes por otros vicios.

Que idiotez..


Que idiotez más grande, porque la distancia por muy larga que sea, pronto cesará.
Que idiotez más grance, porque las diferencias y semejanzas aquí estan.
Te digo, amiga, que eres tanto, que no puedo dejar de pensar en verte.
Anne
Aquella fue la última carta que mandé, ya que en tan solo 15 días yo cumplía los dieciocho y podría irme a Lugo a verla, era fácil. Suena el teléfono, es ella, seguro.
-¿Hola? -contesto.
-¿Ann?
-Sí, estoy aquí.
-Oh, tía ya te he hecho hueco en mi habitación, pero estás segura de que te dejarán, ¿no? Mis padres me dejan. Pasaremos todas las vacaciones de navidad juntas -estaba nerviosa, se notaba en su voz.
-Pau, tranquila, solo quedan quince días, y nos veremos. Vale, no, no puedo tranquilizarme -Una risotada hinundó la comunicación.
-Tengo que colgar, hablamos pronto, te quiero.
-¿Mucho?
-Muchísimo.
-¿Más que eso?
-Muchísimo más que eso.

Amigas de por vida.

30 de septiembre de 2009

Mederitt y los susurros.


-Quierele, quierele, quierele -susurros y más susurros que no cesaban en su mente. Asquerosas voces que decian que le quisiera, pero y qué si no le quería, ¿que más daba?
-Tienes que quererle -aquel susurro recorrió su espalda.
¿Por qué debía amar a alguien que realmente no quería, solo por lo que dijera la gente?
Cogió las llaves de casa y salió corriendo. Llovía a cantaros pero no la importó. Hizo una pausa en un parque, estaba deshabitado. Se echó a llorar.Juró que nunca, jamás haría caso de lo que dijeran esos malditos susurros con los que convivía día a día. Que era su vida, no la de ellos.

La gente nunca para de hablar, no vivas de ello.

Respuesta: La chica del metro

Creo que... no debes dejar lo que te importa, porque te puedes llevar grandes sorpresas, no te conozco, pero sé quien eres, porque yo, también me fijé en ti. Yo también te miraba a escondidas, intentaba cantar cuando tu estabas. Sonreí solo por ti. Al ver que estabas en mi vagón. Si te puedo ser sincero, la ropa no fue nunca mi fuerte hasta este año. Vuelve, porque me encantaría rozar mis labios con los tuyos.

Atentamente,
el chico enamorado de la chica del metro.

29 de septiembre de 2009

Hace unos meses...


Beber. Beber. Beber.
Fumar. Fumar. Fumar.
Hace unos meses solo hacía eso.
Hace unos meses la conocí.
Hace unos meses cambié mi adicción.
Fumar y beber por Maggie.
Sentirme a su lado era, y es lo más bonito que he llegado a tener. Y eso que yo nunca he tenido mucho.
Si, Alec, te has enamorado, me decía mi hermano, Justin. Y yo como tonto sabía que llevaba la razón. toda la razón del mundo. Besos, latidos, sudor, su piel junto a la mia, sentirme vivo después de la primera vez que lo hice con ella. No fue mi primera vez, si la más especial.

.Alec;

Carta: La chica del metro.

Ni si quiera sé como empezar a decirte todo. Llevo un mes viendote entrar a el penultimo vagon de metro de la linea seis. Y tu ni te percatas de que yo te miro. Te escucho cantar, lo haces muy bien. Vistes mejor aun. Te diría que no dejaras de perseguir lo que quieres, pero es algo hipocrita de mi parte, ya que yo lo estoy haciendo. Quiero que sepas algo más, que te quiero y siento decirtelo ahora, quizá ni leas esto, pero tenía que decirlo. Vivimos cerca, pero demasiado lejos el uno del otro. Es dificil explicar esto, pero te digo adiós antes de decirte si quiera hola. La chica que algún día consiga enamorarte, sera, sin duda, la más afortunada.

Attentamente,
la chica del metro.

28 de septiembre de 2009

¿estás borracho?


-¿Qué haces Alec? Estás borracho, joder. Para de beber.
-No he bebido tanto como crees, Maggie -la mira con cara sonriente.
-¿Entonces por qué estás borracho?
-Estoy borracho de amor, por ti.
Se levanta, la besa, la da mil abrazos. Si, está borracho, como nunca, ninguna botella en la que se refugió fue tan fuerte como ella. Nunca sintió aquello. Le sonríe, le besa, le quiere, le siente cerca, alegre, como nunca. Le ama.

Borrachos de amor.

Morir de amor.






Murió mi alma por un amor que ni si quiera sentiste.

24 de septiembre de 2009

Bajo las estrellas.


Ahora la llevaré al prado, si, así será una cita perfecta, está tan guapa. Su pelo, y su vestido, me gustaría tocarla, pero no. La abro la puerta del coche y me sonríe.
-¿Te ha gustado el sitio?
-Sí, era precioso -me mira, atenta- ¿Donde vamos ahora?
-Es una sorpresa -Antes de arrancar el vehiculo la vendo los ojos.
-Está bien.
Me parece tan ingenua, tan única, tan niña.
LLegamos a aquel lugar, la dirigí hasta el centro del prado, la quité la venda y la besé.
Un segundo beso, bajo las estrellas.

23 de septiembre de 2009


Ysisomosamantesanonimos?

22 de septiembre de 2009

Ganas de morir por amor.

Hace tan solo una hora que te se ha ido, me ha dejado tan sola, estoy tumbada en la cama, enredada en sabanas, desnuda, tal y como me ha dejado, llorando, sabiendo que esta será la ultima vez que nos veremos, que se va, no volverá, se ha ido, si ya se fue, ahora estoy quieta, sin saber que hacer, el día antes de marcharse me dice que me quiere, que me ama, que sin mi no es nada, y se va, como si me hubiera dicho una tontería. Después de mil lágrimas derramadas por mil tíos, mil gilipollas, me doy cuenta en el peor momento, que le amo a él. Me voy a la ducha, desnuda, intentando memorizar su olor, el olor que ha dejado en mi ambiente. Pronto veo que en la silla está su chaqueta, aquella que me encantaba ponerme de noche, después de un cacao caliente en la terraza de su ático, Me envolví en su chaqueta, inspirando su aroma. Algo cayó del bolsillo, un trozo de papel azul, lo cogí y lo leí: te quiero, estación sur a las 12.30.
Miré el reloj, no pasaban de las doce, me vestí, y corrí hasta la estación, al llegar solo había una silueta parada, me acerqué y le vi.
-Te quiero.
-Iré contigo hasta el fin del mundo.

21 de septiembre de 2009

Celosa.

-¡Marc, sientate aquí! -Vi como aquella chica rubia se deshacía en cariños hacía él, pero, qué dices Ann, si es un simple chico, me beso si, pero parece que a ella la ha dado más de un simple beso, y yo como tonta saltandome las clases para verle, está en la universidad, estudia fotografía, y al parecer tiene novia. Que boba soy, pensé que se fijaría en mi...
-¿Ann? -mierda me ha visto, ¿salgo corriendo? Lentamente me giro- ¿Qué haces aquí?
-Yo... no nada, vine a ver a un amigo...
-¿Un amigo..?
-Sí, estudia aquí...
-Ah, yo estoy comiendo con mi hermana, pero ésta tarde podemos vernos...
-¿Tu hermana? -me empecé a reir.
Nota para el futuro: preguntar antes de tener celos.

20 de septiembre de 2009

hermano.


No hace falta tener la misma sangre para sentirse hermano.

19 de septiembre de 2009

:)


Y quiero que sea para siempre. .

16 de septiembre de 2009

Día raro.

Día de lluvia. Escuchando mi tema favorito, the heart never lies, Mcfly .
Tengo ganas de que llegue el sabado, salidas con los amigos, si, necesito eso, mis amigos, los que están ahora mismo cerca y los que no lo están tanto, Helena. No ando muy allá, tampoco sé porque, pero quiero decir algo:
Siempre, después de una noche mojada, sale una sonrisa.

Dormir bien, y soñar conmigo.

14 de septiembre de 2009

El joven vendedor de deseos.

-¿Que vendes? -se aproximó a él,a su puesto en aquel pequeño mercado, estaba vacío, no había nada- ¿Se te ha acabado?
-No. Es que yo vendo deseos.
-¿Deseos? ¿Y se cumplen?
-Algunos, solo los de quien desea de verdad ¿Quieres uno?
-¿Yo? No, no. No sabría en que usarlo.
-Cuando lo sepas, acude a mi.
La niña se fue a su casa, cada mañana a la hora del mercado ella iba y miraba el puesto de aquel joven. No le compraba ningún deseo. La niña creció y el joven vendedor aprendió a verla como a una mujer, se conocieron y enamoraron. Ella no quería el deseo, porque ya le tenía a él. Una mañana después de cuatro años él y su pequeño puesto no aparecieron.
Asustada ella cogió una nota: ''Ya no estoy junto a ti, pero antes de irme a este bonito lugar, me compré un deseo, se feliz y nunca lo olvides, te quiero y siempre te querré.''

12 de septiembre de 2009

Lluvia artificial :)

Chase cogió la manguera, quizá solo por entretenerse o quizá por hacerla feliz a ella, salió el agua a presión y levanto aquel trozo de goma, simulaba tal vez una lluvia, lluvia en pleno verano, sabía bien que a ella le encantaba, decía que era romántica, un momento espectacular para bailar. Llamo a su ventana como hacía desde hace tres días, los pocos que se conocían, pero ya eran suficientes para ayudarse y apoyarse. Ella con voz soñolienta, ojos hinchados, el pelo recogido en una coleta y con una camiseta en la que cabían dos o tres veces ella, abrió la ventana, al verle sonrió.
-¿Qué... -bostezó- ...haces aquí?
-Es una sorpresa, Ann -Ella vio las gotas de lluvia que chocaban en su cristal, y como el estaba calado hasta los huesos de ese agua.
-¿Está lloviendo?
-No, es la manguera, es lluvia de verano.
Sin dudarlo ella se precipitó y calló al césped con los pies desnudos, acarició aquel suelo verde y sintió gusto de por aquello, estaba contenta. Se empezó a mojar. Saltó, sonriendo, contenta, dando vueltas bajo aquella lluvia artificial.
-¿Bailas? -el le tendió la mano, ella con una reverencia acepto.
Bailando bajo aquella lluvia artificial, ella se sintió realmente especial y él fue feliz, hasta pudo sonreír.

11 de septiembre de 2009

Un beso con cafeína.

Entré en el café del centro comercial, siempre me gustó ese sitio, es tan tranquilo, en la barra hay un chico, está atendiendo a alguien, espera, pero si es ella, Ann, hace dos semanas que la conocí y aun no me he olvidado de ella, su voz, su piel, sus ojos marrones...
-Hola -me saluda sonriente, parece contenta- Eres Marc ¿no? El chico de la librería.
-Sí, y tu Ann ¿verdad?
-Veo que tienes buena memoria -nos reimos, pero que idiota soy, como no me voy a acordar de ella... Marc que tienes veintiun años, no seas gilipollas, ella ¿que tendra? ¿quince? No te puedes enamorar de ella. Pero es tan bonita...
-Mmm... Creo que es tu turno -Ann me estaba avisando- soñar despierto está bien, pero dejalo para luego -se rió, y yo con mi cara de bobo- Si quieres nos sentamos juntos...
-Si, si, si -la interrumpí, vi como se movia hasta una mesa- quiero un capuccino, gracias.
Cuando llegué a su mesa, me esperaba con una gran sonrisa, unos cuantos sorbos después y varios temas de conversación unidos a otros, cosa que solo pasa en las conversaciones verdaderamente entretenidas, nos dimos cuenta que nos gustaban las mismas cosas, más o menos. Leer, dibujar, viajar, las palomitas que no están hechas, el café, coca cola, las motos y los coches, la velocidad, la gustaba sonreir porque decía que así no era como los demás, serios y preocupados, los cereales sin leche, era su merienda favorita... y más cosas aun. Cada palabra que decía me hacía pensar más en que en ella se escondía la mujer perfecta.
-Creo que se me hace tarde, tengo que ir a buscar a Max...
-¿Max?
-Si, mi...
-Tu novio, entiendo -la interrumpí.
-No, es mi primo pequeño, tiene diez años -se puso a reir.

Y nos deshicimos en un beso con cafeína.

Marina.



Nuestras manos chocaron al intentar coger aquel libro, Marina.
-Lo siento, todo tuyo -me miró. Levante la cabeza, un chico rubio con el pelo corto y ojos negros estaba a mi lado, con cara de embobado, 'que mono' pensé, me sacaba una cabeza, casi dos. Parecía que tenía veinte años, comparado con mis catorce, casi quince.
-Puedes quedártelo, ya lo tengo, creo que soy la única que mira los mismos libros que ya tiene -solté una carcajada, demasiado nerviosa, me podría ahogar en esos ojos negros, pero Max, mi pequeño pero poco soportable primo me despertó.
-Vamos, vamos, quiero ver las películas, por favor, por favor -es demasiado impaciente.
-Ya voy, ya voy -le devolví el libro al chico- Adiós -le sonreí.
-Espera... ¿Cómo te llamas?
-Ann.
-Soy Marc -dijo casi chillando- ¿nos volveremos a ver?
-Quizá -mi primo tiraba de mi con fuerza.

Él se dió cuenta, ella era la mujer que esperaba.

Pueblo.



Todo el finde fuera, actualizaré el domingo, con mis reflexiones de estos días (:

Sonrisas.


Prueba a ser feliz. A soñar con la vida.

10 de septiembre de 2009

Pecado.




Soy aquel angel caido que pecó por tu amor.

Demuestra.


No me dice que me quiere, él me lo demuestra, me mira a los ojos, me besa, deja cosas por mi, solo por mi, eso es querer, no decir: te quiero.

Aquel hombre.

Sentada en el ultimo vagón de la linea circular de metro de Madrid. En una de las estaciones aparece aquel hombre, teñido de rubio quizá para ocultar aquellas canas o para ser otra persona, ojos impacientes miraba a todos lados, entre sus dedos temblorosos había un maletín, no parecía muy pesado. Sus pantalones simulaban a unos vaqueros pero juraría que eran un chandal. Cuando miré sus pies, unas chanclas de goma puestas sobre unos calcetines se encogieron como si quiesieran ocultarse de mi mirada. Él seguía mirando a todos lados, nervioso. A las 21.39 bajé de aquel metro, en mi estación. A las 22.00 una noticia de ultima hora saltaba en la tele, un hombre de las mismas caracteristicas había matado a tres personas, y yo me había cruzado con él.

9 de septiembre de 2009

Las braguitas azules.



Me mira con cara rara, está extrañado, ¿por qué?
-Tienes un brillo en tus ojos distinto.
-Dicen que cuando haces el amor por primera vez, cambias.
-¿Por primera vez?- él mira las sabanas una pequeña mancha de sangre se extiende en ella- no lo sabía.
-Te he elegido a ti.
-¿A mi?- se levanta de la cama y se empieza a vestir.
-Sí, para quererte, para ser feliz a tu lado, ¿y tu?
-Yo he elegido a esa chica con braguitas azules, a esa chica que ahora está tumbada en la cama, a esa chica que me ha regalado su virginidad, a ti, te he elegido a ti- me besa, me sonrie y me abraza.

La mujer que envejecía.



Aquella mañana era distinta, algo la hacía sentir raro, pero no sabía qué.
Su ropa para aquel día estaba donde siempre, mientras se miraba al espejo vio otra arruga, una más para la colección. Antes de ponerse la blusa vio como sus pechos se caían, dichosa gravedad. La celulitis de sus glúteos era abundante. Cuando terminó de cambiarse se sentó en la mesa de la cocina, con sus taza de café como hacía cada mañana desde hacía casi treinta años. Ya tenía cincuenta años, se hacía vieja. Era algo que le costaba entender, la vejez, no lo sabía afrontar. Matt, su marido la despidió aquella mañana con un beso, uno suave en los labios, su sabor era especial, como nunca. Ahora sabe que envejecer no es malo, solo hay que admitirlo, y es más fácil si lo haces con una persona a la que amas.

Deseos.


-¿Has visto? -me miró con aquella sonrisa de niña, aquel momento nunca lo olvidaré- Pide un deseo.
-¿Estar contigo siempre? ¿Qué me quieras? ¿Ser la dueña de tus sueños?
-Esos deseos ya están cumplidos -la besé la frente.
-Entonces deseo que este amor no se marchite como una flor, que no se ahogue como una piedra en el mar, o que no se vuele como el viento -la sonreí, y la besé.
-Te quiero.
-Y yo a ti.