23 de noviembre de 2009

Nos miramos. Quietos, inmóviles. Sin saber qué hacer, qué decir. Le quiero contar que me gusta, que le quiero, que me encanta verle sonreír, que me gusta reír con él, que me encanta mirarle a sus preciosos ojos marrones y ahogarme en ellos, que me encanta su forma de hablar, de ser y de pensar. Es listo, a su manera lo es, no alardea de ello, solo piensa. Nunca he sido así con nadie, me han gustado tantísimos chicos que la gente piensa que es como todos pero no. Él es totalmente distinto. De no ser por él, estos últimos días me habría derrumbado, él ha hecho que sonría más que nunca, mis amigas también, no me mal interpretéis, pero él ha sido el que ha hecho que no cayera. Hace cinco minutos que permanecemos en aquel vagón de metro sin decir ni una sola palabra, él me mira, yo le sonrío.  No está enfadado, al verme sonreír a él le contagio y me copia. No tengo duda, algo pasa, llevamos un mes y una semana yendo juntos, vive cerca, pero nunca le había visto tan raro. Se acerca, parece que me quiere besar, pero no puede ser así, él no siente lo que yo. Él quiere a otra chica, más guapa y divertida que yo. Giro la cabeza, disimulo haciendo ver que miro la estación que es. Él se aleja un poco. Sigo con la cabeza igual, y el se vuelve a acercar, esta vez al oído, parece que quiere decir algo. Le miro de reojo.
-¿Por qué huyes? –La pregunta me ha pillado por sorpresa.
-¿Qué? –Articulo sin saber que más decir, he gritado demasiado, ahora todo el vagón me mira.
-¿Por qué huyes de mi?
-No huyo de ti. ¿Por qué crees eso?
-Es lo que haces. Cuando te miro me apartas la mirada, cuando te sonrío me miras a escondidas, cuando… -se ha callado ¿por qué?
-¿Cuándo?
-Cuando te intento besar te apartas.
-¿Besar? -¿a mi? Está loco.
-Sí –Parece avergonzado, le miro y le sonrío- ¿De qué te ríes?
-De ti.
-¿Encima?
-No. No es de ti, me río de la situación, de que te quiero besar y no puedo…
-¿No puedes? –Agh ya me está interrumpiendo, ¿por qué no espera?
-No puedo creerlo, creer que tu quieras besarme a mi.
-¿Qué tiene de raro? –Sin duda loco, no, no, ciego.
-Que soy yo.
-Sí y yo soy yo. ¿Y que?
-Que a mi no me quieren besar.
-Yo soy único en mi especie.
-Sin duda. La siguiente es mi parada.
-Quiero darte algo –vuelve al tema de darme un beso- no es el beso –Ah, va mejorando la cosa.
-¿El qué? –Se acerca, pero Ana ¿a que esperas? Lánzate. Me besa, yo sigo aquel beso que tantas noches soñé, aquel beso que no quiero que acabe jamás, pero desgraciadamente debe acabar. Se separa, me mira. Sonríe. Se abren las puertas del metro, es mi estación- me tengo que… -No me ha dejado acabar. Se ha bajado conmigo.
-Ten –tiene una cajita pequeña, ¿lo abro?
-¿Qué? ¿Qué es esto?
-Es un regalo, algo anticipado.
-Una semana solo.
-Ábrelo.
Cojo la caja y la miro por encima, no hay nada que me dé pistas de lo que es. Con cuidado destapo la cajita, no me lo creo.
-Es un kit, tienes de todo. Lapicero, borrado, pluma, bolígrafo y cuaderno. Ábrelo en tu casa, y léelo, yo me tengo que ir –Acaba de llegar otro tren, se despide con un suave beso y una se sus preciosas sonrisas.
Soy buena y hasta llegar a casa no miro el cuaderno, no quiero ser desobediente.
Hay una rima, una preciosa rima. Suya y mía, nuestra. De nadie más.
Le quiero.

1 comentario:

Unknown dijo...

Mirarle y que el aire te falte :).