3 de noviembre de 2009

Muerta.

Muerta. No siento dolor físico, el agujero que hay en mi corazón, una bala, una simple bala, me mata. Pero no duele. No, él me ha hecho más daño. Él mató mi corazón mucho antes. Enamorarme de él nunca fue mi mejor opción, pero fue sin querer, sin hacer nada. Y él nunca se apartó. Nunca me dejó. Hasta ahora. Estoy tirada en medio de la calle, desangrada, y sin dolor, no veo, no, no veo nada. Pero ¿ahora que más da? No está. Una luz, no es blanca. Naranja, y un pitido, intenso, en mis oídos. Pero yo, cerrando los ojos...
me dejo morir.

No hay comentarios: