2 de noviembre de 2009

Amistad.

-No quiero hablar, no, déjame, vete -Adrienne cerró la puerta con tal fuerza que los papeles de su escritorio salieron volando, eran las dos de la mañana, acababa de llegar a casa. Una noche de fiesta. No era normal en ella, pero había problemas, serios, sus padres, las peleas, él, y también ella. Alzó la cabeza al oír un leve repiqueteo en su ventana, su cuarto estaba en el piso de arriba pero las horas las mataba en el sótano, antes lúgubre con olor a cerveza, ahora olía a sandía, y tenía luz, todo decorado por ellas. Se levantó y fue a ver a la ventana, estaba ahí, quieta, mirando al interior, mirando a ella. Abrió la ventana con cuidado, apoyándose en el sofá de color negro con franjas rosas que había puesto allí hacía ya un año- ¿Qué haces aquí?
-Vengo a verte...
-Llevas tres meses sin venir a verme.
-He oído gritos..
-Si, ¿y qué?
-¿Qué ha pasado?
-No quiero hablar. Ginevra, vete.
-No quiero -se deslizó hasta el sofá y se tumbó en el- sigo a tu lado, llevamos mucho diciendo que sería como antes y nunca es.
-Hoy no.
-¿Por qué? Antes nos quedávamos horas y horas levantadas, hablando.
-Ahora es ahora.
-Sí, y ahora quiero que me escuches -La mira- Ad, llevamos meses sin hablar, cada vez que quiero hablar contigo me rehuyes, sales corriendo, y así no hay forma de arreglar nada. Escúchame -hizo un esfuerzo por abrir la boca pero no salió nada de ella- y cierra esa bocaza -Ad la cerró y las dos se rieron- se buena y dame un abrazo, dime que me quieres y cuéntame que ha pasado... Ya sabes que en traumas familiares soy la mejor -abrió los brazos y Ad se tiró sobre ella- te echado demasiado de menos enana.
-Yo a ti también... -Se echó a llorar, como tonta lloró, porque una amistad se pierde, se recupera, se oxida, se aleja pero jamás, JAMÁS se olvida.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es que no te haces una idea de cuanto te quiero txikinina...