30 de septiembre de 2009

Mederitt y los susurros.


-Quierele, quierele, quierele -susurros y más susurros que no cesaban en su mente. Asquerosas voces que decian que le quisiera, pero y qué si no le quería, ¿que más daba?
-Tienes que quererle -aquel susurro recorrió su espalda.
¿Por qué debía amar a alguien que realmente no quería, solo por lo que dijera la gente?
Cogió las llaves de casa y salió corriendo. Llovía a cantaros pero no la importó. Hizo una pausa en un parque, estaba deshabitado. Se echó a llorar.Juró que nunca, jamás haría caso de lo que dijeran esos malditos susurros con los que convivía día a día. Que era su vida, no la de ellos.

La gente nunca para de hablar, no vivas de ello.

Respuesta: La chica del metro

Creo que... no debes dejar lo que te importa, porque te puedes llevar grandes sorpresas, no te conozco, pero sé quien eres, porque yo, también me fijé en ti. Yo también te miraba a escondidas, intentaba cantar cuando tu estabas. Sonreí solo por ti. Al ver que estabas en mi vagón. Si te puedo ser sincero, la ropa no fue nunca mi fuerte hasta este año. Vuelve, porque me encantaría rozar mis labios con los tuyos.

Atentamente,
el chico enamorado de la chica del metro.

29 de septiembre de 2009

Hace unos meses...


Beber. Beber. Beber.
Fumar. Fumar. Fumar.
Hace unos meses solo hacía eso.
Hace unos meses la conocí.
Hace unos meses cambié mi adicción.
Fumar y beber por Maggie.
Sentirme a su lado era, y es lo más bonito que he llegado a tener. Y eso que yo nunca he tenido mucho.
Si, Alec, te has enamorado, me decía mi hermano, Justin. Y yo como tonto sabía que llevaba la razón. toda la razón del mundo. Besos, latidos, sudor, su piel junto a la mia, sentirme vivo después de la primera vez que lo hice con ella. No fue mi primera vez, si la más especial.

.Alec;

Carta: La chica del metro.

Ni si quiera sé como empezar a decirte todo. Llevo un mes viendote entrar a el penultimo vagon de metro de la linea seis. Y tu ni te percatas de que yo te miro. Te escucho cantar, lo haces muy bien. Vistes mejor aun. Te diría que no dejaras de perseguir lo que quieres, pero es algo hipocrita de mi parte, ya que yo lo estoy haciendo. Quiero que sepas algo más, que te quiero y siento decirtelo ahora, quizá ni leas esto, pero tenía que decirlo. Vivimos cerca, pero demasiado lejos el uno del otro. Es dificil explicar esto, pero te digo adiós antes de decirte si quiera hola. La chica que algún día consiga enamorarte, sera, sin duda, la más afortunada.

Attentamente,
la chica del metro.

28 de septiembre de 2009

¿estás borracho?


-¿Qué haces Alec? Estás borracho, joder. Para de beber.
-No he bebido tanto como crees, Maggie -la mira con cara sonriente.
-¿Entonces por qué estás borracho?
-Estoy borracho de amor, por ti.
Se levanta, la besa, la da mil abrazos. Si, está borracho, como nunca, ninguna botella en la que se refugió fue tan fuerte como ella. Nunca sintió aquello. Le sonríe, le besa, le quiere, le siente cerca, alegre, como nunca. Le ama.

Borrachos de amor.

Morir de amor.






Murió mi alma por un amor que ni si quiera sentiste.

24 de septiembre de 2009

Bajo las estrellas.


Ahora la llevaré al prado, si, así será una cita perfecta, está tan guapa. Su pelo, y su vestido, me gustaría tocarla, pero no. La abro la puerta del coche y me sonríe.
-¿Te ha gustado el sitio?
-Sí, era precioso -me mira, atenta- ¿Donde vamos ahora?
-Es una sorpresa -Antes de arrancar el vehiculo la vendo los ojos.
-Está bien.
Me parece tan ingenua, tan única, tan niña.
LLegamos a aquel lugar, la dirigí hasta el centro del prado, la quité la venda y la besé.
Un segundo beso, bajo las estrellas.

23 de septiembre de 2009


Ysisomosamantesanonimos?

22 de septiembre de 2009

Ganas de morir por amor.

Hace tan solo una hora que te se ha ido, me ha dejado tan sola, estoy tumbada en la cama, enredada en sabanas, desnuda, tal y como me ha dejado, llorando, sabiendo que esta será la ultima vez que nos veremos, que se va, no volverá, se ha ido, si ya se fue, ahora estoy quieta, sin saber que hacer, el día antes de marcharse me dice que me quiere, que me ama, que sin mi no es nada, y se va, como si me hubiera dicho una tontería. Después de mil lágrimas derramadas por mil tíos, mil gilipollas, me doy cuenta en el peor momento, que le amo a él. Me voy a la ducha, desnuda, intentando memorizar su olor, el olor que ha dejado en mi ambiente. Pronto veo que en la silla está su chaqueta, aquella que me encantaba ponerme de noche, después de un cacao caliente en la terraza de su ático, Me envolví en su chaqueta, inspirando su aroma. Algo cayó del bolsillo, un trozo de papel azul, lo cogí y lo leí: te quiero, estación sur a las 12.30.
Miré el reloj, no pasaban de las doce, me vestí, y corrí hasta la estación, al llegar solo había una silueta parada, me acerqué y le vi.
-Te quiero.
-Iré contigo hasta el fin del mundo.

21 de septiembre de 2009

Celosa.

-¡Marc, sientate aquí! -Vi como aquella chica rubia se deshacía en cariños hacía él, pero, qué dices Ann, si es un simple chico, me beso si, pero parece que a ella la ha dado más de un simple beso, y yo como tonta saltandome las clases para verle, está en la universidad, estudia fotografía, y al parecer tiene novia. Que boba soy, pensé que se fijaría en mi...
-¿Ann? -mierda me ha visto, ¿salgo corriendo? Lentamente me giro- ¿Qué haces aquí?
-Yo... no nada, vine a ver a un amigo...
-¿Un amigo..?
-Sí, estudia aquí...
-Ah, yo estoy comiendo con mi hermana, pero ésta tarde podemos vernos...
-¿Tu hermana? -me empecé a reir.
Nota para el futuro: preguntar antes de tener celos.

20 de septiembre de 2009

hermano.


No hace falta tener la misma sangre para sentirse hermano.

19 de septiembre de 2009

:)


Y quiero que sea para siempre. .

16 de septiembre de 2009

Día raro.

Día de lluvia. Escuchando mi tema favorito, the heart never lies, Mcfly .
Tengo ganas de que llegue el sabado, salidas con los amigos, si, necesito eso, mis amigos, los que están ahora mismo cerca y los que no lo están tanto, Helena. No ando muy allá, tampoco sé porque, pero quiero decir algo:
Siempre, después de una noche mojada, sale una sonrisa.

Dormir bien, y soñar conmigo.

14 de septiembre de 2009

El joven vendedor de deseos.

-¿Que vendes? -se aproximó a él,a su puesto en aquel pequeño mercado, estaba vacío, no había nada- ¿Se te ha acabado?
-No. Es que yo vendo deseos.
-¿Deseos? ¿Y se cumplen?
-Algunos, solo los de quien desea de verdad ¿Quieres uno?
-¿Yo? No, no. No sabría en que usarlo.
-Cuando lo sepas, acude a mi.
La niña se fue a su casa, cada mañana a la hora del mercado ella iba y miraba el puesto de aquel joven. No le compraba ningún deseo. La niña creció y el joven vendedor aprendió a verla como a una mujer, se conocieron y enamoraron. Ella no quería el deseo, porque ya le tenía a él. Una mañana después de cuatro años él y su pequeño puesto no aparecieron.
Asustada ella cogió una nota: ''Ya no estoy junto a ti, pero antes de irme a este bonito lugar, me compré un deseo, se feliz y nunca lo olvides, te quiero y siempre te querré.''

12 de septiembre de 2009

Lluvia artificial :)

Chase cogió la manguera, quizá solo por entretenerse o quizá por hacerla feliz a ella, salió el agua a presión y levanto aquel trozo de goma, simulaba tal vez una lluvia, lluvia en pleno verano, sabía bien que a ella le encantaba, decía que era romántica, un momento espectacular para bailar. Llamo a su ventana como hacía desde hace tres días, los pocos que se conocían, pero ya eran suficientes para ayudarse y apoyarse. Ella con voz soñolienta, ojos hinchados, el pelo recogido en una coleta y con una camiseta en la que cabían dos o tres veces ella, abrió la ventana, al verle sonrió.
-¿Qué... -bostezó- ...haces aquí?
-Es una sorpresa, Ann -Ella vio las gotas de lluvia que chocaban en su cristal, y como el estaba calado hasta los huesos de ese agua.
-¿Está lloviendo?
-No, es la manguera, es lluvia de verano.
Sin dudarlo ella se precipitó y calló al césped con los pies desnudos, acarició aquel suelo verde y sintió gusto de por aquello, estaba contenta. Se empezó a mojar. Saltó, sonriendo, contenta, dando vueltas bajo aquella lluvia artificial.
-¿Bailas? -el le tendió la mano, ella con una reverencia acepto.
Bailando bajo aquella lluvia artificial, ella se sintió realmente especial y él fue feliz, hasta pudo sonreír.

11 de septiembre de 2009

Un beso con cafeína.

Entré en el café del centro comercial, siempre me gustó ese sitio, es tan tranquilo, en la barra hay un chico, está atendiendo a alguien, espera, pero si es ella, Ann, hace dos semanas que la conocí y aun no me he olvidado de ella, su voz, su piel, sus ojos marrones...
-Hola -me saluda sonriente, parece contenta- Eres Marc ¿no? El chico de la librería.
-Sí, y tu Ann ¿verdad?
-Veo que tienes buena memoria -nos reimos, pero que idiota soy, como no me voy a acordar de ella... Marc que tienes veintiun años, no seas gilipollas, ella ¿que tendra? ¿quince? No te puedes enamorar de ella. Pero es tan bonita...
-Mmm... Creo que es tu turno -Ann me estaba avisando- soñar despierto está bien, pero dejalo para luego -se rió, y yo con mi cara de bobo- Si quieres nos sentamos juntos...
-Si, si, si -la interrumpí, vi como se movia hasta una mesa- quiero un capuccino, gracias.
Cuando llegué a su mesa, me esperaba con una gran sonrisa, unos cuantos sorbos después y varios temas de conversación unidos a otros, cosa que solo pasa en las conversaciones verdaderamente entretenidas, nos dimos cuenta que nos gustaban las mismas cosas, más o menos. Leer, dibujar, viajar, las palomitas que no están hechas, el café, coca cola, las motos y los coches, la velocidad, la gustaba sonreir porque decía que así no era como los demás, serios y preocupados, los cereales sin leche, era su merienda favorita... y más cosas aun. Cada palabra que decía me hacía pensar más en que en ella se escondía la mujer perfecta.
-Creo que se me hace tarde, tengo que ir a buscar a Max...
-¿Max?
-Si, mi...
-Tu novio, entiendo -la interrumpí.
-No, es mi primo pequeño, tiene diez años -se puso a reir.

Y nos deshicimos en un beso con cafeína.

Marina.



Nuestras manos chocaron al intentar coger aquel libro, Marina.
-Lo siento, todo tuyo -me miró. Levante la cabeza, un chico rubio con el pelo corto y ojos negros estaba a mi lado, con cara de embobado, 'que mono' pensé, me sacaba una cabeza, casi dos. Parecía que tenía veinte años, comparado con mis catorce, casi quince.
-Puedes quedártelo, ya lo tengo, creo que soy la única que mira los mismos libros que ya tiene -solté una carcajada, demasiado nerviosa, me podría ahogar en esos ojos negros, pero Max, mi pequeño pero poco soportable primo me despertó.
-Vamos, vamos, quiero ver las películas, por favor, por favor -es demasiado impaciente.
-Ya voy, ya voy -le devolví el libro al chico- Adiós -le sonreí.
-Espera... ¿Cómo te llamas?
-Ann.
-Soy Marc -dijo casi chillando- ¿nos volveremos a ver?
-Quizá -mi primo tiraba de mi con fuerza.

Él se dió cuenta, ella era la mujer que esperaba.

Pueblo.



Todo el finde fuera, actualizaré el domingo, con mis reflexiones de estos días (:

Sonrisas.


Prueba a ser feliz. A soñar con la vida.

10 de septiembre de 2009

Pecado.




Soy aquel angel caido que pecó por tu amor.

Demuestra.


No me dice que me quiere, él me lo demuestra, me mira a los ojos, me besa, deja cosas por mi, solo por mi, eso es querer, no decir: te quiero.

Aquel hombre.

Sentada en el ultimo vagón de la linea circular de metro de Madrid. En una de las estaciones aparece aquel hombre, teñido de rubio quizá para ocultar aquellas canas o para ser otra persona, ojos impacientes miraba a todos lados, entre sus dedos temblorosos había un maletín, no parecía muy pesado. Sus pantalones simulaban a unos vaqueros pero juraría que eran un chandal. Cuando miré sus pies, unas chanclas de goma puestas sobre unos calcetines se encogieron como si quiesieran ocultarse de mi mirada. Él seguía mirando a todos lados, nervioso. A las 21.39 bajé de aquel metro, en mi estación. A las 22.00 una noticia de ultima hora saltaba en la tele, un hombre de las mismas caracteristicas había matado a tres personas, y yo me había cruzado con él.

9 de septiembre de 2009

Las braguitas azules.



Me mira con cara rara, está extrañado, ¿por qué?
-Tienes un brillo en tus ojos distinto.
-Dicen que cuando haces el amor por primera vez, cambias.
-¿Por primera vez?- él mira las sabanas una pequeña mancha de sangre se extiende en ella- no lo sabía.
-Te he elegido a ti.
-¿A mi?- se levanta de la cama y se empieza a vestir.
-Sí, para quererte, para ser feliz a tu lado, ¿y tu?
-Yo he elegido a esa chica con braguitas azules, a esa chica que ahora está tumbada en la cama, a esa chica que me ha regalado su virginidad, a ti, te he elegido a ti- me besa, me sonrie y me abraza.

La mujer que envejecía.



Aquella mañana era distinta, algo la hacía sentir raro, pero no sabía qué.
Su ropa para aquel día estaba donde siempre, mientras se miraba al espejo vio otra arruga, una más para la colección. Antes de ponerse la blusa vio como sus pechos se caían, dichosa gravedad. La celulitis de sus glúteos era abundante. Cuando terminó de cambiarse se sentó en la mesa de la cocina, con sus taza de café como hacía cada mañana desde hacía casi treinta años. Ya tenía cincuenta años, se hacía vieja. Era algo que le costaba entender, la vejez, no lo sabía afrontar. Matt, su marido la despidió aquella mañana con un beso, uno suave en los labios, su sabor era especial, como nunca. Ahora sabe que envejecer no es malo, solo hay que admitirlo, y es más fácil si lo haces con una persona a la que amas.

Deseos.


-¿Has visto? -me miró con aquella sonrisa de niña, aquel momento nunca lo olvidaré- Pide un deseo.
-¿Estar contigo siempre? ¿Qué me quieras? ¿Ser la dueña de tus sueños?
-Esos deseos ya están cumplidos -la besé la frente.
-Entonces deseo que este amor no se marchite como una flor, que no se ahogue como una piedra en el mar, o que no se vuele como el viento -la sonreí, y la besé.
-Te quiero.
-Y yo a ti.

8 de septiembre de 2009

Para ti.

Todos pueden pensar lo que quieran
no dejaré que esto muera.
Mi amiga, compañera de risas,
soñadora sin prisa.
Hermana para siempre,
aunque no estuvimos en el mismo vientre..
Sabes que eres todo,
porque de algún modo,
me has demostrado
que estás siempre a mi lado.
Quizá no sea el momento
pero yo te lo cuento:
te amo hermana
porque me da la gana.
Te acompaño en las locuras
también en las duras y las maduras.
Me tienes a tu lado amiga,
ya no hace falta que te lo diga.

TE QUIERO.

Helena

-Todo el mundo quiere tener un amigo, pocos se toman la molestia de ser uno.
Helena, ¿como decirte esto?
Eres de esas personas en las que se confia tan solo unos días después de conocerla, saber que yo soy tu amiga es algo que me hace feliz, pensar que cuando estoy mal te tengo a mi lado y que cuando te necesito me llamas, eso me hace ser feliz, estar contenta, quizá no sea la amiga perfeccta, ni si quiera me considero muchas veces amiga, ya que no sé bien si lo demuestro, puedes tener claro que estaré siempre a tu lado, llorar, reir, hacer el idiota, para todo.
Quizá no es lo mejor que he escrito, pero te juro que es lo que he escrito con más cariño. Siempre. O más.

Te quiero mucho.

.Helena&Arenas.

Adiós.

-Te quiero, y siempre te querré- vi como se iba, como ese amor, se iba.
-Volverás a empezar,
te enamorarás, y será de verdad. Yo solo soy un chaval que se cruza en tu camino, y ahora se ha terminado el cruce, tu sigues la carretera, y yo salgo de ella- me miró, esos ojos negros tan enigmáticos, que desde hace 6 meses me volvían loca. siempre me encantaron los ojos claros, los ojos negros eran más difícil de leer, no sabias que se escondías tras ellos, hasta que él llegó, Mike de 19 años, entró en mi vida en el puerto, y sale de ella en el mismo lugar. Recuerdo todo con tanta claridad, la primera vez que hablamos, la primera confidencia, el primer beso,la primera escapada, aquella vez en el campo... Y ahora se marcha... Bueno, debo ser fuerte, Helena me ayudará, me mantendrá ocupada, iremos de compras o no sé, pero gracias a ella seguiré siendo yo. Mike me dio un beso de despedida, el último...

Por fin pude leer algo en sus ojos, tristeza.

C.

-¿Huimos?
-¿Huir? ¿De qué?
-De todo, de los horarios, de la gente que habla, la que mira, la que cuchichea, la que no entiende el porque, la que no quiere entender, la que odia, la que mira mal, la que no sabe sonreír, la que hace que la vida sea monótona, la gente cínica, sobre todo de todo aquel que no acepte la realidad.
-¿Qué realidad?
-Que te quiero, que no he querido a nadie así, y no creo que quiera nunca más como ahora.
-¿Me quieres?- le miré sonrojada.
-Más que a nada.
-Yo te amo- Salí corriendo, por aquella playa de arena blanca y agua cristalina, con esa sensación de ilusión, alegría.. en
el corazón, el mismo que latía con tanta fuerza...
Corrió tras de mi, jugamos en la arena, cosquillas, besos y luego un pequeño pulso con las lenguas, viendo el amanecer en esa playa, nuestro pequeño rincón

7 de septiembre de 2009

B.

No lo haré, no lo haré. He dicho que no pienso llorar por una ''amiga'' como esa. Respira. Respira hondo. Ahora tres pasos más y ya has llegado hasta el final de la cafetería. Ya está. Se terminó el suplício, pero, ¿qué? ¿Qué es esto? Mierda. Ya estoy llorando, me han humillado, lo ha dicho delante de todos, y sobre todo de él. Ann, venga ya, esa niña no lo merece. Corro al baño y me encierro, no quiero que nadie me vea llorar, nunca. El timbre. ¿Ya son las dos? Llevo todo el dia encerrada.
-¿Hay alguien ahí?- no sé quien tocó la puerta del servicio.
-Sí, largate- yo y mi buen humor.
-Abre, por favor- no sé por qué, pero la abrí, era una chica morena, aunque su pelo había tenido ya bastantes colores, sus ojos eran claros, no llegaban a verdes-. ¿Qué te pasa?
-Nada.
-Si, yo también lloro por nada- se sentó conmigo a mi lado en el suelo.
-¿No has visto el numerito de la cafetería?
-No, ¿qué ha pasado?- me miró extrañada.
-Bueno, Mery ha empezado a soltar que me gusta James, y todo lo que la conté. Será zorra.
-Está celosa.
-¿Qué?
-Claro, a James le gustas, es mi hermano, creo que lo debo saber...
-¿Sois hermanos...? No tenía ni idea...- Se rió, irónica.
-Es normal, nadie me conoce, me llamo Helena.
-Soy Ann.
-Si, lo sé, lo sé muy bien- sonrió- ven a casa, a las siete, me tengo que ir- se levantó y se fue.
Estoy nerviosa, si, lo estoy. Voy a su casa, al llegar a la puerta paro un segundo, vale, ya son dos. Llamo. No habren. Oigo pasos. Mierda, ya no me puedo ir.
-¡Hola guapa!- me sonrió Helena.
-Hola.
-Yo me voy, tengo cosas que hacer...
-Pero pensé...
-No pienses, disfruta- salió por la puerta.
¿Y ahora que hago? ¿Qué puedo hacer? ¿Me voy?
-Hola, sé que he sido le mayor idiota del mundo- sonó su voz, pero no parecía hablar el, continuó- te quiero desde el primer día, desde siempre, y ha tenido que venir la enana esta...
-¡No soy tan enana!- sonó la voz de su hermana, confirmó mis sospechas.
-...te quiero, y sé que tu también...- la cinta se cortó.
-Y siempre te querré- apareció.
-Yo a ti también.
Le beso. Fundidos en ese beso, sonriendo por dentro, felices.

A.

Asié la cuchara para comer la sopa pero mis dedos no la podían coger, la cuchara no fue la única que huyó de mis manos, lloré, lloré como nunca lo había hecho, me tumbe en el suelo de mi habitación, me estaba debilitando y no podía hacer nada.
Oí los golpecitos de las gotas en mi ventana, a su vez oía un sonido más fuerte y particular, miré a la ventana y vi como alguien lanzaba piedras, me asomé, allí estaba su silueta, mojado, supe quien era enseguida, le hice un gesto para que fuera hasta la puerta de atras.
Baje como pude, abrí la puerta y lo dejé entrar.
-Hola- dijo agotado y empapado- siento las horas que son pero...
-No importa, no estaba dormida- le interrumpí.
-Estás palida, ¿qué pasa?
-Nada... no me encuentro muy bien...- dije con poca convicción.
-Mi madre me ha echado de casa- asió mi mano y la agarró fuerte- no tenía otro sitio...- siguió.
-Eres bien recibido aquí, mis padres no estan, quiero compañia.
Pasamos la noche acurrucados en mi cama, no concilié el sueño, aunque me gustaba escuchar su corazón, pero él sabía lo que ocurría.
Al levantarme, mi cuerpo se tambaleó y caí al suelo, me cogió como pudo, me secó las lagrimas.
-¿Qué te pasa?
-Yo... no lo sé, los medicos no lo saben, pero no hay mucho tiempo...- le vi llorar, era la primera vez que le veía así.
-Te pondras bien.
-Han dicho que no lo notaré, pasará sin más.
Me abrazó fuerte, los dos llorábamos, escuche su corazón, sin dudarlo le bese.
-Te amo- le dije.
-Y yo, siempre lo haré...
Le noche siguiente, después de cenar, subimos a mi habitación, yo me tumbé en la cama, y el a mi lado, me dormí y nunca desperté.

Sentimiento. .


Aun lloro su perdida, estoy sentada en un rincon, esperando, aunque no sé el qué. Se ha ido. Hace un año que se fue, me da igual perderlo todo. Yo quería estar junto a el. Mi amigo. Mi mejor amigo. No sé que le llevó a ello, pero eso me ha destrozado, me ha dejado sin vida. El echo de ser lo más importante que tenía, de ser la razón de que yo sonriera le dió igual, no le importó que yo me quedase sola. Porque no sé vivir en soledad. Necesito que vuelvas, que sigas conmigo, aferrada a ti, estoy segura, sonriente, feliz. Quiero que sepas, amigo, que eres la mejor persona que jamás he conocido. Y ahora no estas. Yo, ¿debo irme contigo? ¿Debo recurrir a lo que tu recurriste? Aun sigo esperando, pero no sé muy bien el qué. Un milagro que le de vuelva a mi lado, si, quizá sea eso.

(:

A veces, muchas veces, tengo pequeños recuerdos de la infancia, esos momentos en los que te da igual todo, no te das cuenta de que la vida sigue y con ello creces, también maduras, olvidar cosas, olvidas gente...
En esa época en la que una pelea se olvida de la mañana a la tarde, que la mayor preocupación que tenemos es que se hayan roto nuestra muñequita favorita -porque yo la tenia- o que el cochecito de juguete se quede sin 'gasolina'. Muchos de esos juguetes, cosas que hacen volar nuestra imaginación como nunca, con la que puedes pensar que un coche vuela, o que un poni rosa sea el compañero de la heroína de la ciudad, cosas que de mayor tomamos como chorradas y barbaridades. Esos son momentos que debemos guardar, no me malinterpreteis, crecer también esta bien, algunas de las muchas responsabilidades que tenemos no están mal, e incluso, madurar hace que los ya adultos -aunque en momentos dados parecen críos- confíen en ti para demostrar si ya eres responsable. La vida son etapas y sin duda la mejor es la infancia. Crece como persona, madura, pero no olvides que siempre hay un pequeño Peter Pan en ti.

6 de septiembre de 2009

Una soledad para dos.

Una gota sobre mi pelo. Sobre mi nariz. Sobre mis piernas enfundadas en esos apretados vaqueros. Sobre mis nuevas deportivas. Sobre el jersey... Comenzó a llover, pero yo seguía ahí, esperando. Parecía una loca, sentada en el suelo, en una esquina cualquiera de Londres. La gente pasaba me miraba o apartaba la mirada, parecía indignada por que yo con unas bonitas Raiban y alguna que otra prenda de marca estuviera tirada en aquel suelo sucio y algo húmedo. Nadie paraba. De vez en cuando me sonreían, e incluso hubo un hombre que me echo una moneda, 50 peniques, que solidario...
-¿Qué haces ahí? -una voz masculina me sobresaltó, parecía divertido, pero a la vez era una voz firme y segura.
Me encogí de hombros. No sabía bien que esperaba.
-Te estoy hablando. Contesta. No sabes quien soy, ¿no?
-Sí, sé quien eres. Y no, no sé que espero.
Un chico rubio, pelo alborotado, ojos verdes, unos vaqueros anchos unas deportivas y una camiseta, roja, con pequeñas manchas negras.
-Vas a mi clase de Inglés.
-¿Y que esperas? Si, exacto voy a tu clase de inglés.
-¿Qué espero? Ya te lo he dicho no lo sé.
-Pero, es algo extraño, ¿qué crees que estas haciendo aquí sentado?
-Esperar a alguien que me quiera -su risa me inundo, era irónica, pero a la vez parecía insegura.
-¿Y qué? ¿Vienen muchos? ¿Por qué esperas?
-Bueno, de momento solo se ha sentado un idiota. Porque me he cansado de buscar, quien me quiera que me encuentre.
-Con que idiota ¿eh?
-Si, solo uno. Bueno, un señor me ha echado una moneda ¿sirve?
-Si te pagan, ¿es amor? No, no lo creo, ¿no?
-Espero a la persona que me quiera sin pedirme nada a cambio, tan solo que le quiera. Al igual que no le pediré nada a cambio.
-Oh, eso es precioso... que pena que el cuento ya haya terminado.
-Aun no ha empezado, idiota.
-Bueno... te propongo un trato.
-¿Cual?
-Ven conmigo al puente.
-Sabes lo que son los tratos ¿no? Yo hago algo si tu hace otra cosa. Y eso solo es una cosa.
-Ven conmigo al puente y te compraré un perrito caliente.
-Está lloviendo...
-¿Y qué?
-Que no habrá nadie...
-De eso se trata.
-Bueno, no tengo mucho más que hacer...
El chico era callado, algo solitario, iba de duro pero a la vez parecía dulce, su nombre era bonito, Matt. Yo tampoco era muy extrovertida, casi siempre estaba escuchando música, o hablando con mis mejores amigas. Pero, ¿en qué pensabas, Andie?
Llegamos al puente, en la mitad de el paramos.
-Esto... te propongo algo...
-¿Qué?
-Toma -me dio una moneda. 5 peniques.- ves allí, me señaló un trozo del puente, y yo aquí, tírala, y pide un deseo.
-Está bien.
-Antes de eso... -me cogió y me besó.
-Yo... -me empujó dulcemente hasta ese lado del puente, aun atontada, sujeté la moneda con fuerza, pensé bien mi deseo.
-¿Ya?
-Si.
-Bien, suéltala.
Y la solté. Solté aquella moneda, y cerré los ojos, vi como se metía en el agua, y el viento me tocaba la cara.
-Sabes, tenemos una soledad para dos, ¿quieres compartirla?
-¿Todos los días?
-Si. Una soledad para dos, suena bien, ¿no?
-Suena perfecto. -Me besó.

(L)

Vagaba sola por la orilla de la playa, aun sudaba, había corrido durante más de media hora, la fiesta había ido mal, no sabía que hacer, mis amigas no oirían el móvil, mis padres se enterarían y él, él no lo querría coger… Aun así lo intente.

-¿Si?

-Yo… la playa…Pablo… -comencé a decir cosas sin sentido entre sollozos.

-¿Dónde estás? –le dije donde- Voy para allá, espero no encontrarme con ese por el camino, si es así, no responderé a mis actos.

-No hagas nada, ¡eres mayor de edad!

-Me da igual.

-Piensa en mí, por favor.

-Eso es justo lo que hago.

-Por favor –colgó cuando dije aquello.

En unos quince minutos Raúl ya estaba allí, esa pala me traía preciosos pero dolorosos recuerdos, hacía meses que no estábamos allí, juntos.

-¿Qué ha pasado?

-Me intento… violar –me eche a llorar.

-Sh, no llores pequeña, no fue tu culpa.

Me abrace a él.

Yo iba con un fino vestido blanco de gasa, él con unos vaqueros y una camisa, había salido corriendo de su casa, iba sin peinar, aquello era raro en él. Ya eran las tres cuando me desperté, nos quedamos dormidos en la arena, me dirigí al agua, Raúl estaba dormido, yo me bañe, al rato miré hacía donde estaba él, pero ya estaba andando hacía mi.

-¿Dónde ibas? –preguntó inquieto.

-A bañarme.

-La playa de noche es preciosa…

-Romántica…

-Lo sé –me sonrió.

-Estuvimos aquí hace mucho, trae recuerdos…

-Dolorosos.

-Lo sé.

Nadamos durante un buen rato, luego nos tumbamos en la orilla, mi móvil sonó alrededor de las cuatro, pero no fui a por el.

-¿Qué pasaría si lo intentáramos?

-No lo sé, Raúl –miré al cielo- ¿Qué perdemos?

-Yo, a ti.

-Eso fue porque yo… aun te quería…

-¿Porqué no lo dijiste?

-No quise, tampoco pude.

Me besó, pasamos la noche en la playa, a la luz de la luna, después de casi un año, volvimos a estar juntos en el mismo lugar.

-Te quiero.

-Yo más –cogí su camiseta, de la que se había desprendido para bañarse, y salí corriendo.

-¡De eso nada! ¡Eh, tu, enana, devuélveme mi camiseta! –corrió tras de mi.

-¡Tendrás que cogerme!

-¡allá voy!

Me agarro por la mano y me tiro a la arena, me beso entre risas.

-Te amo.