2 de diciembre de 2009

Si de algo estoy segura es de que fue mi mayor error abrir aquel sobre en el que ponía su nombre. Hice mal en mirar sus fotos y sobre todo hice mal en recordar. Demasiadas emociones recorrian mi cuerpo y mi mente. Sentí asco por mi misma, por no haber sabido quererle. Sentí celos de quien ahora mismo estuviera abrazandole, besandole o simplemente mirandole. Sentí rabia por no poder decirle toda la verdad. Sentí lástima por mi, por haber derrochado mi vida. Pero también sentí algo más fuerte que palpitaba en mi pecho desde hacía ya años, amor. Ese pequeño sentimiento que había encarcelado en un cofre, guardado bajo llave y escondido en el fondo del oceano con el mayor ainco posible, emergió y afloró en mi piel. Un error recompensado con un sentimiento fuerte y persistente. No dude en llamarle, en dejarle mil mensajes diciendole que le quería, que le necesitaba...
-¿Ana?
-Yo... si... Soy yo, Marcos.
-Tus mensaj... -se calla, lleno de intriga y también sorpresa.
-Lo siento, me precipité, el otro día vi una foto, nuestra, de los dos. Lloré como nunca, pero supe que te seguía queriendo y que eso no...
-Te quiero -me interrumpe.

1 comentario:

La guardadora de oxígeno dijo...

Es una auténtica preciosidad.
Muy pero que muy bonito.