Calles mojadas y unas gotitas de ron.
29 de diciembre de 2009
Calles mojadas.
Calles mojadas y unas gotitas de ron.
26 de diciembre de 2009
PAR.
Sonríe para si misma pensando en abrazarles a los dos. Cierra los ojos, ojos de un marrón intenso y bonito, para que las lágrimas no caigan. Pero es imposible, ya ha empezado. Parece la fuente de Eross en pleno Londres. Llena de ilusiones de amor y sacando agua de donde puede. Lamenta no tenerles. Llora en silencio, despacito, dejando caer las gotitas al suelo. Son las dos de la mañana y ya, sin dormir, comienza a soñar.
24 de diciembre de 2009
¿Un bus hasta la felici..qué?
12 de diciembre de 2009
-¿Dónde la encontraste? -él también la mira, dejandose hechizar por su belleza y su encanto.
-Me encontró ella a mí. La compré en una pequeña tienda de antigüedades de Londres. Me enamoré de ella.
-Sin duda, es preciosa.
-Ninguna de mis bolitas me había encantado tanto.
-¿Por qué?
-Quizá porque esta la encontré, y después te encontré a ti.
Hush a bye baby.
9 de diciembre de 2009
:3
No dejes que las hadas te hechicen sin sentido ni que un principe de pacotilla destruya aquello que más vale.
2 de diciembre de 2009
-¿Ana?
-Yo... si... Soy yo, Marcos.
-Tus mensaj... -se calla, lleno de intriga y también sorpresa.
-Lo siento, me precipité, el otro día vi una foto, nuestra, de los dos. Lloré como nunca, pero supe que te seguía queriendo y que eso no...
-Te quiero -me interrumpe.
26 de noviembre de 2009
Federico Moccia
mil.
24 de noviembre de 2009
A veces.

''Close your eyes and seeing me..''
23 de noviembre de 2009
15 de noviembre de 2009
Falsedad.
-¡Hola chicas! -Annet siempre igual, maja, guapa, y rica, la odio- Mi padre ha dicho que si me deja hacer la fiesta, pero como mucho hasta las dos...
-¿Hasta las dos? -no sabe hacer nada bien.
-Si.
-Joder, para eso me voy de botellón al parque.
-Pues mira allí tienes las botellas y el parque, para ti -pero ¿que coño dice? ¿Me piensa dejar ahí?- No tengo ganas de estar con falsas en mi casa, es que mi madre tiene alergia a las putas, y cuando entres por casa estornudará demasiado, y es incomodo -una ultima sonrisa y se fue junto con las demás, me quede tiesa, ¿cómo lo había sabido?
13 de noviembre de 2009
:]
-¿Qué? ¿Por qué? Por decir lo que pienso y siento.
-¿Justo ahora?
-Si quieres te lo digo mañana en una montaña tan alta que podamos tocar las estrellas con la punta de los dedos, en la que pasemos frío y tengamos que ponernos tres abrigos para estar bien, en la que el chocolate caliente sea un helado de cholocate y que la punta de la nariz sea roja, del frío. ¿Quieres que te lo diga allí? Porque podría hacerlo.
-Quizá mañana, pero ahora no puedes decirmelo, estoy con ella...
-¿La quieres?
-...
-Eso es un si, entonces bien...
-Nunca he dicho que sí. Te quiero a ti, pero, ¿estás segura?
-¿De qué te quiero?
-Si.
Beso, beso, beso. Y después una nariz roja, tres abrigos, un helado de chocolate y las estrellas al alcance de cualquiera.
10 de noviembre de 2009
8 de noviembre de 2009
7 de noviembre de 2009
Mery.
-Y le quiero, como nunca he querido a ningún hombre. Pero gracias a ellos comes, te vistes y vas a un colegio bueno.
-Tranquila, no tendrás que hacerlo nunca más.
-¿Cómo? -La voz de su madre temblaba.
5 de noviembre de 2009
GyC
4 de noviembre de 2009
Secretos metidos en globos de cristal.
3 de noviembre de 2009
-Si, siempre te ríes conmigo -la mira, dulzura, ganas de abrazarla, de besarla, amor... Pero sabe que no debe, que ella no querría, que por un simple error todo se puede perder... Por eso se queda quieto, haciendo gracias sin sentido, pareciendo idiota, y mirándola embobado, ya la ha cagado muchas veces, la ha dicho mil veces que la quería, una tras otra, y luego, al día siguiente ¡BUM! adiós amor. Pero no, no es que se haya ido, es que le da miedo, no lo dice, se lo calla. Le da miedo perderla, tener que mirarla, como está haciendo ahora, pero a distancia.
-Ironía Mike, ironía -A ella le duele mucho más todo aquello. Porque le ama, con todo lo que quererle conlleva, porque ella es así. No mira fuera, sino dentro. A veces, cuando el no se da cuenta, va hasta su casa, de noche, y le mira dormir. Y cuando sale con otras chicas, cuando él las lleva a su casa, llora y llora, inundando su habitación. Pero piensa que tíos hay demasiados, y no debe amargarse, aunque ser su amiga le duela. Solo le arrebató tres besos, contados. Y cuando le ve con otra, aprieta los puños con fuerza, respira hondo y llora, en silencio.
Sombras de te quiero.
-¿Qué? -se sobresaltó- ¿Qué ocurre? -alguien la había tapado los ojos, unas manos frías, olían a dulce, magdalenas concretamente, la merienda favorita de Zoe. Parecía alguien alto, al menos sus brazos estaban apoyados en los hombros de ella.
-Es triste que ahora todo sean sombras de todos los 'te quiero' que te dije.
-No fue mi culpa, John, yo no estuve con otro, fuiste tu.
-Te lo expliqué. Estaba borracho.
-Eso no es excusa.
Zoe se alejó de él, soltando sus manos. Y es que sabía que si John permanecía mucho tiempo junto a ella, le perdonaría, y no quería volver a pasar por lo mismo.
Muerta.
2 de noviembre de 2009
Amistad.
-Vengo a verte...
-Llevas tres meses sin venir a verme.
-He oído gritos..
-Si, ¿y qué?
-¿Qué ha pasado?
-No quiero hablar. Ginevra, vete.
-No quiero -se deslizó hasta el sofá y se tumbó en el- sigo a tu lado, llevamos mucho diciendo que sería como antes y nunca es.
-Hoy no.
-¿Por qué? Antes nos quedávamos horas y horas levantadas, hablando.
-Ahora es ahora.
-Sí, y ahora quiero que me escuches -La mira- Ad, llevamos meses sin hablar, cada vez que quiero hablar contigo me rehuyes, sales corriendo, y así no hay forma de arreglar nada. Escúchame -hizo un esfuerzo por abrir la boca pero no salió nada de ella- y cierra esa bocaza -Ad la cerró y las dos se rieron- se buena y dame un abrazo, dime que me quieres y cuéntame que ha pasado... Ya sabes que en traumas familiares soy la mejor -abrió los brazos y Ad se tiró sobre ella- te echado demasiado de menos enana.
-Yo a ti también... -Se echó a llorar, como tonta lloró, porque una amistad se pierde, se recupera, se oxida, se aleja pero jamás, JAMÁS se olvida.
1 de noviembre de 2009
Distancia.
29 de octubre de 2009
La chica del rincón.
28 de octubre de 2009
Sam & July
Una muerte dulce.
25 de octubre de 2009
July & Sam
-¿Qué? -contestaba siempre con la misma dejadez, secamente.
-Me gusta el olor que desprende tu jersey.
-¿Y qué?
-Nada, solo pensé que sería preciso decirlo -suspiró- es más fácil ser como eres tu, ¿no?
-¿Cómo soy?
-Seco, fino, borde, no sabes sonreír, crees que lo sabes todo pero algún día verás que no es así, aprendes de tus errores, si, pero cometes muchos más -no dijo nada, no sabía bien que decir a aquellas acusaciones, porque July tenía razón- pero aun así eres alguien a quien he aprendido a querer y a ver más allá de su cara seria y de sus ironías a todas horas.
-¿Y por qué lo aguantas?
-Porque el olor de tu jersey me gusta, me gusta ver como te equivocas, me gustan tus ironías y sarcasmos, si, quizá no sé lo que digo, pero es que nadie es perfecto, ni si quiera tu.
Sam nunca dijo nada más, no alegó nada, porque al fin July había dicho aquello que él tanto esperaba, que no era perfecto, aquel peso que estuvo durante tanto tiempo sobre sus hombros se quebró y calló, porque no debía ser o aparentar ser perfecto. Porque ella le quería como era.
22 de octubre de 2009
20 de octubre de 2009
19 de octubre de 2009
Inmerso en los negocios.
Sabía perfectamente que lo suyo no eran los negocios, pero ¿y qué? Mantenía a su familia, las niñas eran caprichosas, y ella, ella tenía algo que le hacía perder la cabeza. La empresa fue lo que le quitó años y años de ver crecer a sus hijas. Sentía odio hacía su jefe, pero aun así hacía horas extra sin que nadie le pagara. Uno de aquellos días bañados en monotonía una llamada irrumpió sus cortas horas de sueño.
-¿Sí? ¿Quién llama a estas horas?
-Perdone, ¿es usted el señor Lawton?
-Si, claro que soy yo. ¿Pero quien es usted?
-Soy el agente Marshall, de la policía, hemos hallado a su hija muerta –hubo un silencio que asustó a aquel valiente policía que había llamado a las cinco de la mañana para darle una de las peores noticias a aquel hombre, rechoncho, con canas y entradas, que se había perdido en el trabajo sin hacer caso a su familia- Murió de sobredosis.
-Gracias –colgó el teléfono, callado, con las lágrimas pendientes de un hilo. Corrió hasta la habitación de sus hijas, aquellas que ya no tenían tres años, que no jugaban con muñecas, o se ponían vestidos rosas. Aquellas que tenían dieciséis años y eran tan iguales como el primer día. Aquel hombre pensó quizá que conocía a su familia. Pero no sabía que una de sus hijas se había metido en ese mundo tan peculiar, el mundo de la droga. Y la otra, la otra no moriría, la otra daría vida a la casa. A los nueve meses tendrían una nueva boca que alimentar. Porque a veces damos un paso en falso cuando nos quedamos quietos.
16 de octubre de 2009
Indiferencia.
14 de octubre de 2009
Felicidad
12 de octubre de 2009
Zafón.
He de decir que nunca llegué a pensar que la literatura me completara tanto. Pensar que un libro puede hacerme llorar o sonreír, sin usar aparatos nuevos, solo hojas, imaginación y letras. Muchas veces he soñado con ser la protagonista de uno de mis libros favoritos, uno que por cierto, acabo de terminar. Las sombra del viento de Carlos Ruiz Zafón. Este impresionante hombre a hecho sin duda de mi una persona más sabia, quizás no sea un escritor de la época de los grandes escritores, pero es, sin ninguna duda, mi autor favorito y el mejor. He leído tan solo tres de sus libros: La sombra del viento, Marina y el príncipe de la niebla. Pero todos me han hecho llorar, sin excepción. Este hombre catalán ha hecho que ame la prosa, el misterio, y la escritura como nadie. Sé que leeré más libros de él. Y sé que me gustarán. Catalogan a Zafón como alguien repetitivo, que tiene las mismas historias. Yo creo que sus obras son mezclas, amor, sufrimiento, misterio, hechos. Ha conseguido que Barcelona sea la ciudad mágica que nunca pensé encontrar en España, yo que hasta hace poco odiaba mi propio país. Viajaré a Barcelona en cuanto pueda, visitaré como sea esa ciudad encantada. Sobretodo he aprendido que leyendo enriquezco mi imaginación, mi alma y mi mente. Gracias Carlos, por escribir para mí y para todos, estás obras.
Solo pasión por los libros, los misterios y por Barcelona.
11 de octubre de 2009
bajo la lluvia.

Mery era una adolescente, y como todos ellos se enamoran y sufren, pero ella no. Ella vivía cuidando de su madre. Su madre pasaba demasiado tiempo fuera de casa. Lo que ella llamaba trabajo eran hombres, hombres que la veían como un objeto sexual. En aquella época a las mujeres de su edad solo las veían como eso. Mery vivía en una pequeña casa en el centro de Madrid. Su padre, había sido hallado muerto la noche que ella nació. Su madre antes decía que sus gestos la recordaban a él. Eso decía hasta que comenzó a beber, llegaba tarde a casa, apenas hablaban. Una noche, escuchó gritos en la calle. Miró por la ventana para ver qué pasaba. Era un hombre de unos cincuenta años, a la mujer que gritaba era su madre. Era un cliente.
¿Lo has sentido?

Viví de los recuerdos durante los primeros meses que él ya no estaba, tampoco había muchos recuerdos, tres besos, el primer día que nos vimos... y también el último. Pero nada más. Justin me venía a visitar muchas noches, subíamos a mi tejado a ver las estrellas y el amanecer. Sentía un lazo de amistad, con él, que nunca había sentido, jamás. Las noches se habían convertido en días enteros, íbamos a todos lados. La playa donde nos habíamos conocido era uno de los lugares que más visitábamos. Empecé a sentir que Justin era aquella persona que necesitas en tu vida más que a nadie. Aquel amigo único. Aquel amante que te hace sentir que tocas la felicidad con la yema de los dedos. Una tarde cuando hablé con él le abracé y le dije que su compañía era lo mejor que me había pasado nunca. Salió corriendo, pensé que le había perdido para siempre... Quién me mandaba abrir la boca...
Le encontré en el puerto después de horas de búsqueda, llorando sin parar. Me dedicó una mirada, suficiente para saber que había llorado. Era lo que me gustaba de él. Sentía y no le daba miedo sentir.
-¿Lo has sentido? -me dijo cuando me senté a su lado.
-¿El qué?
-El dolor en el pecho cuando estamos juntos y el latido a mil cuando me sonríes, me miras o me coges la mano.
-No siento dolor cuando estoy a tu lado, siento paz, felicidad y amor.
Me gusta.
Me gusta la lluvia.
Me gusta sonreír.
Me gusta saltar.
Me gusta jugar.
Me gusta soñar.
Me gusta escribir.
Me gusta leer.
Me gusta vivir.
Me gustan las palomitas sin hacer.
Me gustan los formula 1.
Me gusta tirarme en el césped.
Me gusta imaginar.
Me gusta mojarme.
Me gusta el agua.
Me gusta el powerade.
Me gustan los gusanitos.
Me gusta cantar.
Me gusta beber en mi taza de campanilla.
Me gusta campanilla.
Me gusta ser única en mi especie.
Me gusta ver a gente sonreír.
Me gusta ser cruel con quien más lo es.
Me gusta quedarme despierta hasta muy tarde.
Me gusta explotar pompas de jabón.
Me gustan los sombreros.
Me gustan las fiestas.
Me gustan las canciones cañeras.
Me gustan las baladas.
Me gusta jugar al fútbol.
Me gusta relajarme en casa.
Me gusta salir a andar.
Me gusta la piscina.
Me gustan Barcelona, Asturias, Galicia y Córdoba.
Me gusta Londres.
Me gusta Japón.
Me gusta Washington.
Me gusta cuando siento frío y me tapo.
Me gusta oír el despertador, apagarlo y dormirme de nuevo.
Me gusta la navidad.
Me gusta Halloween.
Me gustan los abrazos.
Me gusta tocarme el pelo.
Me gustas tú.
8 de octubre de 2009
Zeno y el amor.
25 horas diarias.
Vagué sola bajo la lluvia, las gotas caían y resbalaban por mi chaqueta, no era un chubasquero, era una simple chaqueta de lana, la había cogido rápido del armario. Eran las once menos cuarto. No aguantaba más en casa. Mis padres me reñían más que nunca. Y él no aparecía. Tenía ganas de verle. Me llevaba dos años, unos diez centímetros de estatura y un curriculum mucho más extenso en relaciones. No entendía en porque se había fijado en mi, qué tenía yo que no tenían las demás. Nunca me había dado cuenta de la existencia de Travis hasta que escuché que estaba con otra chica, una insoportable, que no hacía más que absorberle el cerebro. Íbamos juntos todos los días hasta nuestra casa. Las conversaciones eran varias, le gustaba mucho el skate, y siempre iba al skatepark que había cerca de nuestra casa. Pensé en ir allí, fue donde nos dimos el primer beso, donde me dijo que me quería, donde le vi hacer skate todas las tardes del verano, y del invierno también. Me gusta la relación que tenemos. Amigos, pero algo más. Siempre, ante todo, amigos. Es difícil de explicar, pero cuado quieres a alguien, y ese alguien ha sido tu amigo durante mucho tiempo, tienes un pequeño miedo, porque si ocurre algo la relación se rompe. Nosotros teníamos claro que eso no sería así, siempre juntos.
Llegué hasta el skatepark, no había nadie, era normal, llovía a cantaros. Me senté en el suelo, a la espera de no sé bien qué. Alguien me tocó el hombro. Me giré.
-Adrienne, ¿Qué haces aquí?
-No lo sé bien. Quería evadirme de todo…
-Entonces, ¿me voy?
-No, no, quédate.
-Es raro.
-¿El qué?
-Pensar que hace unos meses, dos exactamente, eras solo una amiga, y ahora eres la persona con la que quiero compartir mi vida… -me le quedé mirando. Sus rasgos eran tan perfectos, alto, medía 1,75, moreno, ojos verdes. El hombre soñado vamos. Y era para mi. ¿Injusto? Tal vez. Pero elegía él. Y si Rachelle me odiaba… pues bueno, nunca se puede estar a gusto de todos ¿no? Llorar fue el siguiente paso. No eran lágrimas de tristeza, sino de alegría- ¿Qué pasa, Adri?
-Te quiero… -me levanté y le abracé con fuerza- no, es más, quiero estar contigo cada segundo de cada minuto de cada hora de cada día –cuando vi la cara que puso, decidí rectificar un poco- Bueno, quizá no tanto –me empecé a reir.
-Me parece perfecto, porque quiero estar contigo a todas horas, las veinticinco diarias…
-¿Veinticinco?
-Doce de día, doce de noche y una de amor –le sonreí y le besé- Te quiero.
-Yo a ti también –aquel beso, el primero de nuestra vigésima quinta hora, fue el más largo de todas las vigésimas quinta horas de todos los días.
7 de octubre de 2009
P.a
Querida amiga:
Debo decirte que a pesar de ser todo y más que eso, he pasado a pensar que estaba demasiado equivocada en cuanto a todo. Todo es una palabra tan general. Eres la persona más importante que ha cruzado la carretera de mi corazón, ya cruzada por tantas otras y tu has sido la que le diste color. La que hizo que latiera, la que transformó el frío en calidez, la que hizo que apartó la oscuridad para llenarlo de amor. La que me entiende sin hablar, la que me abraza sin tacto, la que me espera con paciencia. Eres tú la persona que busqué y que nunca encontré. La persona con defectos y virtudes, la persona con dolores y rabias, la persona borde que, a pesar de su corazoncito duro como un diamante, es tan frágil como el vidrio. Y es que no eres todo, porque todo es tan general que no sabría decirte que tipo de todo eres. Un todo único. Un todo que me hace feliz. Un todo amargo con trozos dulzones de chocolate. Un todo con un toco de color negro. Un todo de alguien que no tenía nada. Una persona que no hizo nada y consiguió a alguien así. No, no merezco este todo.
Te quiero. Te amo. Porque no eres un simple todo. Eres algo mucho más.
5 de octubre de 2009
Amor sincero.
4 de octubre de 2009
Llueve.
3 de octubre de 2009
Le necesito a él.

Vagué sola, rota, llorando por aquellas calles para mi vacias, no veía a nadie, no quería verles. Marc se había ido y yo qué hacía allí, no sabría contestar esa pregunta, sin él no era nada... porque fue amor a primera vista, y ahora ya ni le veía.
Comencé a desnudarme, quedaba poco para llegar a la playa, quería sentirme libre. La camiseta, los zapatos, los pantalones. Todo. Corri como pude con lágrimas en los ojos.
Al llegar a la arena, caí en ella, clavando mis rodillas en esos granos que me raspaban la piel, no me dolía, no lo sentía.
-Perdona, ¿estás bien?
-No, no lo estoy, vete. Dejame.
-No, no, necesitas ayuda.
-Necesito que él vuelva, que no se marche, le necesito a él -grité, pero tuve la sensación de que nadie me oiría.
-¿Quien se ha ido?
-Marc. No volverá nunca -sin saber cómo, esa sombra borrosa tendida a mi lado en la playa me abrazó, me suplicó que dejara de llorar y me calmó.
-Shhh, tranquila, pasará. Las heridas con el tiempo se cierran.
-No.. No... -seguía llorando y él seguía abrazado a mi.
-Soy Justin, ¿tú? -creo que lo dijo para cambiar de tema.
-Ann..
2 de octubre de 2009
Bulimia & Anorexia.

Has sentido lo que es mirarse a un e espejo y verse gorda, sentirse pesada, rota por dentro, llorar una y otro vez porque unos simples vaqueros no entran o porque una camiseta resalta demasiado las grasas.
Pero yo no soy de las chicas que lo único que saben hacer es vomitar. La anorexia y la bulimia son cosas muy malas, y no se controlan. Sé de gente bulimica comer, estar en ayuno y meterse los dedos en la garganta provocando echar hasta la ultima papilla. Enfermas mentales hay muchísimas en la vida, y todas dejan su sentido común en cuanto su dedos atraviesan su boca, tan solo la primera vez. ¿Y sabes lo peor? Que cuando empiezas no acabas hasta estar muerta.
Sé que esto es polémico, pero es mi opinión si no os gusta no lo leais. Yo no soy una chica diez, es más no llego ni al cinco, y se me pasó más de una vez por la cabeza hacer esto de arriba pero nunca lo hice porque pensé en los que me rodean, en no fallarles..
1 de octubre de 2009
Soledad.

Me siento en aquella esquina, intento una y otra vez pensar una sola solución para lo que a ocurrido. No sé que hacer, que decirle a Ann, es tan complicado. Quizá la verdad, que me tengo que ir, que la debo dejar sola... Decirla que la quiero y que es una persona increible.
Por fin ha llegado, está guapísima..
-¿Marc? -alcé la cabeza.
-Estoy aquí...
-¿Qué ocurre?
-Nunca dudes que te he querido, y que te quiero.
-¿Qué pasa?
-Me tengo que ir, no volveré -La besé por tercera vez, y fue mejor que el segundo y también que el primero, comencé a andar y la dejé sola donde antes estaba yo.
Suicidio.

Antes de nada decirte que nunca olvidé ningún aniversario, nunca te dejé de querer sé que no lo creeras, he estado horas y horas pegado al trabajo. Solo quiero que mi muerte sea un alivio para ti. Dejo este mundo sabiendo que he amado, y nunca he dejado de hacerlo, si, sé que no lo demostré, soy un completo gilipollas. Quise cambiar y no pude. El trabajo me tenía absorvido. Una cosa más: te amo.
Angelo terminó de escribir aquella carta para Kate, cogió una cuchilla aun sin usar y se cortó las venas. Dejó caer la sangre y se tumbó en el suelo. Aquel dolor era pequeño comparado con lo que habí pasado los ultimos meses. Sintió aliviocuando notó el ultimo latido. Y murió.
El amor es lo más preciado, no lo dejes por otros vicios.
Que idiotez..

Que idiotez más grande, porque la distancia por muy larga que sea, pronto cesará.
Que idiotez más grance, porque las diferencias y semejanzas aquí estan.
Te digo, amiga, que eres tanto, que no puedo dejar de pensar en verte.
-¿Hola? -contesto.
-¿Ann?
-Sí, estoy aquí.
-Oh, tía ya te he hecho hueco en mi habitación, pero estás segura de que te dejarán, ¿no? Mis padres me dejan. Pasaremos todas las vacaciones de navidad juntas -estaba nerviosa, se notaba en su voz.
-Pau, tranquila, solo quedan quince días, y nos veremos. Vale, no, no puedo tranquilizarme -Una risotada hinundó la comunicación.
-Tengo que colgar, hablamos pronto, te quiero.
-¿Mucho?
-Muchísimo.
-¿Más que eso?
-Muchísimo más que eso.
30 de septiembre de 2009
Mederitt y los susurros.

-Quierele, quierele, quierele -susurros y más susurros que no cesaban en su mente. Asquerosas voces que decian que le quisiera, pero y qué si no le quería, ¿que más daba?
-Tienes que quererle -aquel susurro recorrió su espalda.
¿Por qué debía amar a alguien que realmente no quería, solo por lo que dijera la gente?
Cogió las llaves de casa y salió corriendo. Llovía a cantaros pero no la importó. Hizo una pausa en un parque, estaba deshabitado. Se echó a llorar.Juró que nunca, jamás haría caso de lo que dijeran esos malditos susurros con los que convivía día a día. Que era su vida, no la de ellos.
Respuesta: La chica del metro
Atentamente,
el chico enamorado de la chica del metro.
29 de septiembre de 2009
Hace unos meses...

Beber. Beber. Beber.
Fumar. Fumar. Fumar.
Hace unos meses solo hacía eso.
Hace unos meses la conocí.
Hace unos meses cambié mi adicción.
Fumar y beber por Maggie.
Sentirme a su lado era, y es lo más bonito que he llegado a tener. Y eso que yo nunca he tenido mucho.
Si, Alec, te has enamorado, me decía mi hermano, Justin. Y yo como tonto sabía que llevaba la razón. toda la razón del mundo. Besos, latidos, sudor, su piel junto a la mia, sentirme vivo después de la primera vez que lo hice con ella. No fue mi primera vez, si la más especial.
Carta: La chica del metro.
Attentamente,
la chica del metro.
28 de septiembre de 2009
¿estás borracho?

-¿Qué haces Alec? Estás borracho, joder. Para de beber.
-No he bebido tanto como crees, Maggie -la mira con cara sonriente.
-¿Entonces por qué estás borracho?
-Estoy borracho de amor, por ti.
Se levanta, la besa, la da mil abrazos. Si, está borracho, como nunca, ninguna botella en la que se refugió fue tan fuerte como ella. Nunca sintió aquello. Le sonríe, le besa, le quiere, le siente cerca, alegre, como nunca. Le ama.
Borrachos de amor.
24 de septiembre de 2009
Bajo las estrellas.

Ahora la llevaré al prado, si, así será una cita perfecta, está tan guapa. Su pelo, y su vestido, me gustaría tocarla, pero no. La abro la puerta del coche y me sonríe.
-¿Te ha gustado el sitio?
-Sí, era precioso -me mira, atenta- ¿Donde vamos ahora?
-Es una sorpresa -Antes de arrancar el vehiculo la vendo los ojos.
-Está bien.
Me parece tan ingenua, tan única, tan niña.
LLegamos a aquel lugar, la dirigí hasta el centro del prado, la quité la venda y la besé.
Un segundo beso, bajo las estrellas.
23 de septiembre de 2009
22 de septiembre de 2009
Ganas de morir por amor.
Miré el reloj, no pasaban de las doce, me vestí, y corrí hasta la estación, al llegar solo había una silueta parada, me acerqué y le vi.
-Te quiero.
-Iré contigo hasta el fin del mundo.
21 de septiembre de 2009
Celosa.
-¿Ann? -mierda me ha visto, ¿salgo corriendo? Lentamente me giro- ¿Qué haces aquí?
-Yo... no nada, vine a ver a un amigo...
-¿Un amigo..?
-Sí, estudia aquí...
-Ah, yo estoy comiendo con mi hermana, pero ésta tarde podemos vernos...
-¿Tu hermana? -me empecé a reir.
Nota para el futuro: preguntar antes de tener celos.
20 de septiembre de 2009
19 de septiembre de 2009
16 de septiembre de 2009
Día raro.
Tengo ganas de que llegue el sabado, salidas con los amigos, si, necesito eso, mis amigos, los que están ahora mismo cerca y los que no lo están tanto, Helena. No ando muy allá, tampoco sé porque, pero quiero decir algo:
Siempre, después de una noche mojada, sale una sonrisa.
Dormir bien, y soñar conmigo.
14 de septiembre de 2009
El joven vendedor de deseos.
-No. Es que yo vendo deseos.
-¿Deseos? ¿Y se cumplen?
-Algunos, solo los de quien desea de verdad ¿Quieres uno?
-¿Yo? No, no. No sabría en que usarlo.
-Cuando lo sepas, acude a mi.
La niña se fue a su casa, cada mañana a la hora del mercado ella iba y miraba el puesto de aquel joven. No le compraba ningún deseo. La niña creció y el joven vendedor aprendió a verla como a una mujer, se conocieron y enamoraron. Ella no quería el deseo, porque ya le tenía a él. Una mañana después de cuatro años él y su pequeño puesto no aparecieron.
Asustada ella cogió una nota: ''Ya no estoy junto a ti, pero antes de irme a este bonito lugar, me compré un deseo, se feliz y nunca lo olvides, te quiero y siempre te querré.''
12 de septiembre de 2009
Lluvia artificial :)
-¿Qué... -bostezó- ...haces aquí?
-Es una sorpresa, Ann -Ella vio las gotas de lluvia que chocaban en su cristal, y como el estaba calado hasta los huesos de ese agua.
-¿Está lloviendo?
-No, es la manguera, es lluvia de verano.
Sin dudarlo ella se precipitó y calló al césped con los pies desnudos, acarició aquel suelo verde y sintió gusto de por aquello, estaba contenta. Se empezó a mojar. Saltó, sonriendo, contenta, dando vueltas bajo aquella lluvia artificial.
-¿Bailas? -el le tendió la mano, ella con una reverencia acepto.
Bailando bajo aquella lluvia artificial, ella se sintió realmente especial y él fue feliz, hasta pudo sonreír.
11 de septiembre de 2009
Un beso con cafeína.
Marina.

Nuestras manos chocaron al intentar coger aquel libro, Marina.
-Lo siento, todo tuyo -me miró. Levante la cabeza, un chico rubio con el pelo corto y ojos negros estaba a mi lado, con cara de embobado, 'que mono' pensé, me sacaba una cabeza, casi dos. Parecía que tenía veinte años, comparado con mis catorce, casi quince.
-Puedes quedártelo, ya lo tengo, creo que soy la única que mira los mismos libros que ya tiene -solté una carcajada, demasiado nerviosa, me podría ahogar en esos ojos negros, pero Max, mi pequeño pero poco soportable primo me despertó.
-Vamos, vamos, quiero ver las películas, por favor, por favor -es demasiado impaciente.
-Ya voy, ya voy -le devolví el libro al chico- Adiós -le sonreí.
-Espera... ¿Cómo te llamas?
-Ann.
-Soy Marc -dijo casi chillando- ¿nos volveremos a ver?
-Quizá -mi primo tiraba de mi con fuerza.
10 de septiembre de 2009
Demuestra.
Aquel hombre.
9 de septiembre de 2009
Las braguitas azules.
Me mira con cara rara, está extrañado, ¿por qué?
-Tienes un brillo en tus ojos distinto.
-Dicen que cuando haces el amor por primera vez, cambias.
-¿Por primera vez?- él mira las sabanas una pequeña mancha de sangre se extiende en ella- no lo sabía.
-Te he elegido a ti.
-¿A mi?- se levanta de la cama y se empieza a vestir.
-Sí, para quererte, para ser feliz a tu lado, ¿y tu?
-Yo he elegido a esa chica con braguitas azules, a esa chica que ahora está tumbada en la cama, a esa chica que me ha regalado su virginidad, a ti, te he elegido a ti- me besa, me sonrie y me abraza.
La mujer que envejecía.

Aquella mañana era distinta, algo la hacía sentir raro, pero no sabía qué.
Su ropa para aquel día estaba donde siempre, mientras se miraba al espejo vio otra arruga, una más para la colección. Antes de ponerse la blusa vio como sus pechos se caían, dichosa gravedad. La celulitis de sus glúteos era abundante. Cuando terminó de cambiarse se sentó en la mesa de la cocina, con sus taza de café como hacía cada mañana desde hacía casi treinta años. Ya tenía cincuenta años, se hacía vieja. Era algo que le costaba entender, la vejez, no lo sabía afrontar. Matt, su marido la despidió aquella mañana con un beso, uno suave en los labios, su sabor era especial, como nunca. Ahora sabe que envejecer no es malo, solo hay que admitirlo, y es más fácil si lo haces con una persona a la que amas.
Deseos.

-¿Has visto? -me miró con aquella sonrisa de niña, aquel momento nunca lo olvidaré- Pide un deseo.
-¿Estar contigo siempre? ¿Qué me quieras? ¿Ser la dueña de tus sueños?
-Esos deseos ya están cumplidos -la besé la frente.
-Entonces deseo que este amor no se marchite como una flor, que no se ahogue como una piedra en el mar, o que no se vuele como el viento -la sonreí, y la besé.
-Te quiero.
-Y yo a ti.