18 de marzo de 2010

Solo eso.

Las gotitas suenan y resuenan en el paraguas, en el suelo y en la barandilla... No sabe ni que hora es, ni por qué, pero ha bajado a ver la lluvia caer, a reflexionar. Pensar. Sentir. Llorar. Gritar.
Sabe que es su manera de quitarse el estres, y que sin eso... ya habría explotado muchas, muchísimas veces. Quiere decirle al mundo que ya nada tiene sentido, porque cuando te enamoras... ¿Está enamorada? Sí, si lo está. Cuando lo haces... cuando de verdad lo estás... Sientes que el tiempo se para, que la lluvia no cae, los gritos no suenan, los pensamientos no fluyen, las lágrimas -a veces- no caen, y los sentimientos... Los sentimientos son demasiados para una sola persona. ¿Nunca lo has sentido? Ella si, ella lo siente ahora mismo.
Y quiere gritar... gritar y decirle a todos que el amor no tiene edades. Y quiere llorar... llorar de felicidad. Y quiere sentir... sentir sus besos, sus abrazos, sus caricias. Y quiere pensar... pensar en momentos juntos. Y quiere... le quiere. Puede decirle mil cosas a los típicos de: 'a los 15 no se sabe lo que es el amor'. ¡Y una mierda! Ella lo sabe, a ella le duele el corazón de quererle tanto. Y sabe que él es el de verdad. No puede reprimir las ganas de saltar, y lo hace. Comienza a llorar y a gritar. Emoción, adrenalina, ganas de verle, de tocarle, de decirle TE QUIERO, ganas de dejarlo todo por él.
Solo tiene una duda más... ¿El amor acaba?
No, imposible. Eso que siente, esa plena felicidad, ese estado que la recubre en una bola de cristal. Un cristal antibalas, ahora mismo. No puede acabar, ¿no? No, claro que no. O sí. Pero no quiere llorar de tristeza, quiere disfrutar su sabor, su olor, su tacto, su voz, SU AMOR.
Quiere disfrutarlo todo en tan poco tiempo que teme que aquello acabe y que se canse de ella. No, no puede pasar aquello. Irá poco a poco, despacito, ¿como un caracol? No, no tan despacio, pensará que es un tanto... siesa. Más bien... como... como... alguien que anda descalzo sobre el cesped, para poder sentir el cosquilleo de cada hojita de cesped... Si, así irá.
Cierra el paraguas, ya le da igual la lluvia. Quiere estar con él. Pasa toda la noche entre sentimientos, emociones, adrenalina y agua. Cuando aparecen los primeros rayitos de sol, se esconde otra vez en casa, como un buho, pero feliz.

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